viernes, 30 de diciembre de 2016

Amanecer de victoria



                                                                                       “(…) los días de fiesta reponen
                                                                                         las fuerzas y suavizan las iras”.
                                                                                                                            José Martí
Argentina Jiménez

En la madrugada del primero de enero de 1959  huyó el dictador Fulgencio Batista derrotado por el Ejército Rebelde, comandado por el Comandante en Jefe de la Sierra y el Llano Fidel Castro Ruz. Al amanecer el pueblo supo la noticia y se volcó a las calles.  La algarabía matizaba el ambiente La Hbana y en toda Cuba.
Comenzaban nuevos tiempos y así la posibilidad de participar todos los cubanos  en un proyecto colectivo, que celebrará dentro de pocas horas su cumpleaños cincuenta y ocho.
Aparecieron enseguida los intentos del imperialismo yanqui para frustrar el triunfo revolucionario. Contrario al pensamiento del Maestro, que preside este trabajo, sus iras no se suavizaron, ni lo han hecho por casi seis décadas.
  Ha sido una ya larga etapa de victorias y reveses; alegrías y aflicciones; a veces retrocesos impuestos por las circunstancias, la desaparición del campo socialista y en primer lugar el cruel e injusto bloqueo de Estados Unidos, otras de reales avances; errores, rectificaciones… Mas, siempre ha primado el espíritu de lucha, la esperanza, las ansias de alcanzar una sociedad mejor.
Si difíciles fueron los años iniciales, no menos  peligrosos son los actuales debido a la situación  reinante en el mundo.
La búsqueda de alternativas ha estado presente en la Dirección del país en todo momento, teniendo como protagonista al pueblo que, libre y con dignidad, ha hecho posible tantos logros, bajo la conducción de Fidel, estratega de pensamiento profundo y coherente, y de Raúl.
Si como bien afirmó el líder histórico de la Revolución cubana, el primero de enero de 1959, “no solo fue el día de la victoria, fue también un día de grandes decisiones, un día de grandes enseñanzas, un día de gran aprendizaje, porque (…) no solo se alcanzó la victoria, sino que fue necesario también defender la victoria…”.
Hoy, en medio de tiempos diferentes, pero tan peligrosos como los primeros, corresponde a las nuevas generaciones, unidas a los ya veteranos (los bisoños de entonces), defender esa victoria y sus conquistas, y con estas el futuro de la Patria, comprometida con el Comandante en Jefe de continuar su obra y de cumplir el concepto de Revolución que nos legara el primero de mayo del 2000.
  Fidel vive y vivirá eternamente en el pueblo  que al igual que lo recibió invicto el primero de enero de 1959 y lo despidió  invicto en su viaje hacia Santiago de Cuba, sigue  siendo su guía y mentor desde su nueva morada al lado del Héroe Nacional de Cuba José Martí.


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