viernes, 30 de enero de 2015

NUESTRA VERDADERA FORTALEZA


por Ricardo Alarcón de Quesada
Palabras en la UNEAC durante la presentación de la edición cubana del libro de Louis A. Pérez Jr “Cuba en el imaginario de los Estados Unidos”, La Habana, 27 de enero de 2015

La edición cubana de éste, uno de los más recientes libros de Louis A. Pérez Jr., se suma a la fértil cosecha de quien es profundo estudioso de Cuba y de sus vínculos con Estados Unidos. Su publicación tiene especial importancia ahora cuando el restablecimiento de las relaciones diplomáticas provoca tantos comentarios, especulaciones y también no pocas ilusiones. A ese tema, el de nuestra posición hacia el poderoso vecino, dedicó Martí reflexiones que siempre tendrán plena vigencia, entre ellas su recomendación de examinar con ojos judiciales lo que era y habría de ser cuestión determinante para la suerte de la nación cubana.

El Apóstol era todavía un adolescente cuando el Padre de la Patria descubrió que “apoderarse de Cuba” era “el secreto de la política norteamericana” y que para llevarlo a cabo buscarían el momento más oportuno y las condiciones más propicias. A ese cálculo frío y actitud malévola se referiría Martí quien conoció como pocos aquella sociedad y alertó a tiempo el peligro mortal que encerraba para Cuba.

El libro de Louis A. Pérez, fruto también de un conocimiento a fondo de la sociedad norteamericana, es resultado de una investigación minuciosa que abarca todos los terrenos, desde la política hasta la vida cotidiana, incluyendo las más diversas manifestaciones de la cultura. Su lectura puede sorprender a quienes han reducido el tema a las contradicciones coyunturales y desavenencias que enfrentaron a dos buenos vecinos a partir de la Revolución cubana de 1959, el llamado “diferendo”, eufemismo muy abusado a ambos lados del estrecho de la Florida.

“Cuba in the American imagination” prueba que se trata de algo mucho más complejo y antiguo, anterior al surgimiento de la nación cubana. Su origen se remonta a los años inmediatamente posteriores a la independencia de las Trece Colonias y ha perdurado, como una constante invariable, a lo largo de más de dos siglos, durante todo el proceso de formación, expansión y desarrollo de los Estados Unidos.

La idea de que Cuba les pertenecía, que su incorporación era necesaria para la existencia misma de la Unión Norteamericana y en consecuencia, era obligación inevitable de ésta decidir el futuro de la Isla, es el verdadero punto de partida para entender la dinámica de las relaciones entre los dos países desde entonces hasta hoy.

Esa idea, acompañada de una visión distorsionada de la realidad de Cuba y los cubanos, siempre paternalista y discriminatoria y muchas veces racista, estará presente en los discursos de estadistas y políticos, en editoriales, caricaturas, y artículos periodísticos, en disertaciones académicas, en libros, sermones, poemas y canciones y también, por supuesto, en documentos oficiales y confidenciales. La pretensión de dominar a Cuba, claramente manifestada en estos últimos, requería contar con el apoyo o la aquiescencia del pueblo norteamericano en el seno del cual siempre hubo simpatías y sentimientos amistosos hacia los habitantes de un país cercano a ellos por muchos motivos. Controlar y dirigir la mente de ese pueblo ha sido objetivo permanente para los dueños de Estados Unidos.

El resultado lo resume el autor:

“Cuba ocupaba muchos niveles dentro de la imaginación norteamericana, frecuentemente todos a la vez; de ellos casi todos funcionaban al servicio de los intereses de Estados Unidos. La relación norteamericana con Cuba era por sobre todas las cosas servir de instrumento. Cuba –y los cubanos- eran un medio para alcanzar un fin, estaban dedicados a ser un medio para satisfacer las necesidades norteamericanas y cumplir los intereses norteamericanos. Los norteamericanos llegaban a conocer a Cuba principalmente por medio de representaciones que eran por completo de su propia creación, lo cual sugiere que la Cuba que los norteamericanos escogieron para relacionarse era, de hecho, un producto de su propia imaginación y una proyección de sus necesidades. Los norteamericanos rara vez se relacionaban con la realidad cubana en sus propios términos o como una condición que poseía una lógica interna o con los cubanos como un pueblo con una historia interior o como una nación que poseía su propio destino. Siempre ha sido así entre Estados Unidos y Cuba.”

La raíz de ese modo de representarse a Cuba –y también al resto del mundo— era la representación que los norteamericanos han hecho de sí mismos, producto igualmente de su propia imaginación. El primer gran mito es el de atribuir un carácter revolucionario a las acciones de los propietarios de las Trece Colonias para independizarse de la Corona Británica. Indagaciones posteriores revelan que el proceso tuvo como motivaciones principales el interés de los colonos en extender su dominio sobre territorios ubicados más allá de los límites geográficos establecidos por Londres y la preocupación ante el avance indetenible en la metrópolis de los sentimientos abolicionistas que amenazaban con poner fin, cual sucedió, al tráfico y la explotación del trabajo esclavo. Entre los que enfrentaron a su Majestad Británica había representantes del pensamiento más avanzado de la época, como Tom Payne y sectores populares que aspiraban a cambiar también la estructura de la sociedad colonial, pero fueron derrotados y reprimidos por los Padres Fundadores y sus continuadores. No exagera el profesor Gerald Horne cuando titula uno de sus estudios más recientes “La Contrarrevolución de 1776”.

El otro gran mito es el que vincula a la nueva república con la idea de la democracia. Este resulta particularmente notable pues desde el principio Hamilton, Madison y Jay se empeñaron en demostrar lo contrario e insistieron en asegurar que su Constitución garantizaría que el país fuera siempre gobernado por sus amos, los dueños de sus riquezas materiales.

Esos mitos conjugados animan la idea de la “excepcionalidad” norteamericana y el carácter mesiánico, providencial, de su papel en la Historia. Esa creencia ha sustentado el discurso de todos los gobernantes desde Washington hasta Obama. La eficacia de su proyección es obvia. Con él han logrado embriagar, hasta el embrutecimiento, a un muy amplio sector de su población y a no pocos en otros países.

La función del lenguaje, y la comunicación como instrumentos de control político, con diversas y cada vez más sofisticadas técnicas, alcanzan ya un poder del que resulta difícil escapar. Hace casi medio siglo Brzezinski vaticinó que las nuevas tecnologías serían capaces no sólo de “manipular las emociones” sino también de “controlar la razón” del hombre contemporáneo.

Cuando en fecha tan temprana como 1805 Thomas Jefferson diseñó un destino para Cuba, que en su convicción más profunda era indispensable para el futuro de su propio país, definió al mismo tiempo la estrategia para conseguirlo. Estados Unidos tendría que apoderarse de Cuba pero antes deberían existir las condiciones que lo facilitasen.

Entonces la soberanía norteamericana no iba más allá del Mississippi. Las dos Floridas, desde el gran río hasta el Atlántico, seguían bajo la autoridad española. Cuba y Estados Unidos no eran aún vecinos.

Transcurrió casi una centuria durante la cual los sucesores de Jefferson no se limitaron a esperar. Intentaron comprar la Isla, mantuvieron a raya las apetencias respecto a ella de otras potencias europeas; se empeñaron en frustrar el proyecto liberador bolivariano, fomentaron la corriente anexionista de la sacarocracia criolla, y, durante nuestras guerras por la independencia, se negaron a reconocer las instituciones cubanas y la beligerancia del Ejército Libertador, mientras permitieron a España artillar y equipar su flota y utilizar sus puertos como bases para bloquear a los territorios insurrectos.

El momento propicio para pasar a la acción llegó, como sabemos, en 1898.

Como ilustra este libro ese año se desbordó la campaña para ganar las conciencias del pueblo norteamericano y convencerlo de la necesidad de participar en la guerra que España estaba a punto de perder. La realización del interés imperialista ejecutando, finalmente, un plan largamente concebido, fue presentada, sin embargo, como el cumplimiento de una obligación moral, altruista, la de ir al rescate de un vecino en desgracia.

El libro examina el papel de la metáfora, los símbolos, para el logro de objetivos políticos condicionando de manera más o menos sutil el modo de pensar y el estado de ánimo del receptor. Ofrece a este respecto un abundante repertorio de textos oficiales, discursos y declaraciones y también de producciones artísticas y editoriales y artículos de prensa y no falta una amplia muestra de caricaturas de la época. Cuba aparece como una joven maltratada pidiendo auxilio, o como un niño desvalido o malcriado y sucio y el Tío Sam como el caballero que viene al rescate de la doncella, o el maestro empeñado en limpiar y educar al infante descarriado. Las imágenes van cambiando según marchan los acontecimientos desde la bella mujer abandonada –los mambises, recordemos, no existían- hasta los niños díscolos, preferiblemente negros, urgidos de limpieza y disciplina.

Este muy valioso estudio abarca el Siglo XIX y los primeros años del XX. El triunfo revolucionario en 1959 iniciaría otra etapa en la que la manipulación de símbolos también desempeñaría una función primordial. Se puso de moda entonces hablar de un imaginario distanciamiento entre Washington y Batista supuestamente decisivo para el derrocamiento del dictador. Hubo que esperar hasta 1996 para conocer el texto del último mensaje del Secretario de Estado a su Embajador en La Habana, cuando concluía el año 58 en el que el señor Herter recapitulaba con amargura la ayuda que en todos los terrenos habían dado hasta ese instante al tirano derrotado.

O la leyenda incesantemente repetida acerca de los “millones” de cubanos que “escaparon” de la Isla después de la victoria de enero y que ha servido de instrumento para denigrar a Cuba y manipular groseramente la cuestión migratoria. Según sus propias estadísticas oficiales, sin embargo, es ahora, en el Siglo XXI, que esa emigración, incluyendo a su descendencia nacida allá, sobrepasa el primer millón. Y algo que suele obviarse aunque consta en los mismos registros gubernamentales: en 1958 la emigración cubana era superior a la de la totalidad del Continente exceptuando a México.

Sería interminable la relación de imágenes inventadas y falacias diseminadas en los años del período revolucionario. Permítanme rendir homenaje sólo a la “proeza” ejecutada en abril de 1961 por los intrépidos navegantes que desembarcaron por el puerto de Bayamo.

Aquella, la de 1898, fue una campaña exitosa. La solidaridad del pueblo estadounidense, manifestada con gran amplitud desde el alzamiento de Céspedes, se había intensificado treinta años después. A la simpatía natural se unía el rechazo ante la crueldad weyleriana. El respaldo popular a los cubanos alcanzó niveles muy notables y se reflejó, más allá del discurso político, en el teatro, la música y la poesía.

La intervención en el conflicto no fue vista como lo que era, una conjura imperialista, sino como la realización de un ideal noble y puro. Sumarse a los mambises y pelear junto a ellos fue el anhelo de muchos. Basta mencionar a Mark Twain y Carl Sandburg.

Esa visión generosa, desprendida, aparecería en la Resolución Conjunta por medio de la enmienda Teller que, sin embargo, contradecía al verdadero plan oficial que se concretaría en el texto del Senador Oliver Platt.

Lo que vino después es conocido. Los sueños frustrados, la lucha siempre renovada hasta el amanecer de enero y luego medio siglo de resistencia y creación, en los que no han faltado la hazaña y los sacrificios, los momentos de amargura y alegría, pero sobre todo, la certeza de haber llegado a la tierra prometida que concibieron los abuelos.

Ahora cuando se anuncia un nuevo capítulo en esta larga saga urge impedir que el olvido cubra de sombras el camino tan dolorosamente recorrido.

Porque como advirtiera Cintio Vitier en un texto que hoy y mañana habrá que recordar “en la hora actual de Cuba sabemos que nuestra verdadera fortaleza está en asumir nuestra historia”.
Fuente: Rebelión


jueves, 29 de enero de 2015

Cuba contra la mentira y el bloqueo

Por Pedro Martínez Pírez

La noticia de que Fidel Castro se encuentra en muy buen estado de salud y con excelente humor, proporcionada en La Habana por el destacado intelectual y teólogo brasileño Frei Betto, y el esclarecedor y firme discurso pronunciado en San José por el presidente Raúl Castro, confirman la vigencia y vitalidad de la Revolución Cubana, que enfrenta hoy nuevos desafíos.
 De un golpe se esfuma del espectro mediático anticubano el tema de la salud y la vida del líder histórico de la Revolución Cubana, y también las confusiones o malas interpretaciones surgidas a raiz del anuncio conjunto de Estados Unidos y Cuba de avanzar hacia el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los dos países.
 Antes de su entrevista en La Habana con Frei Betto, el pasado martes, Fidel Castro había enviado una carta a su amigo argentino Diego Armando Maradona, quien estuvo recientemente en Cuba para realizar dos programas de TeleSur, y más recientemente otra misiva dirigida a los estudiantes de la Federación Estudial Universitaria de Cuba. Pero diarios como el Nuevo Herald, que se edita en Miami, habían puesto en duda la autenticidad de los mensajes de Fidel e insistían en que el líder cubano había fallecido y el gobierno cubano lo ocultaba.
 Y aunque no era la primera vez que los enemigos de la Revolución Cubana en Miami lanzaban al mundo la falsa noticia de la muerte de Fidel, lo hacían ahora, cuando Cuba enfrenta nuevos desafíos en el proceso hacia la futura reanudación de relaciones diplomáticas con Estados Unidos.
 A la buena noticia sobre la salud y lucidez de Fidel se agregó este miércoles la presencia de Raúl Castro en la Tercera Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños en Costa Rica, el país  donde la OEA, hace más de medio siglo y por la imposición de Estados Unidos había acordado la expulsión de Cuba de ese organismo.
 La presencia de Cuba en Costa Rica como integrante de una nueva organización que consolida su unidad en la diversidad, pero sin la presencia de Estados Unidos, es todo un símbolo de los nuevos tiempos que vive Nuestra América. Y allí en San José denunció el presidente Raúl Castro, con el sólido apoyo de la CELAC, el mantenimiento del bloqueo y otros numerosos obstáculos que desde Estados Unidos dificultan el proceso hacia la plena normalización de vínculos con Cuba, una nación que conoce bien a su poderosa vecina del Norte y no está dispuesta a negociar su independencia ni su soberanía.

La Habana, 29 de enero de 2015

lunes, 26 de enero de 2015

Feria Internacional del Libro Cuba 2015: Un poco de historia



Por Argentina Jiménez

La primera Feria del Libro en Cuba se celebró en 1937. Entonces, también tuvo por sede una fortaleza de La Habana Vieja, la de La Punta, y por la afluencia de público hubo que  extenderla al Malecón y al Paseo del Prado. Loable resultó ese intento, pero no fue sistemático. Retomada en el año 1982, tuvo una frecuencia bienal hasta 1998.

De 1982 a 1996 la dedicaron a una muestra especializa y se realizaron en diferentes sedes. En 1998 participó por primera vez un país invitado y a partir del 2000 comenzó a rendirse homenaje a uno o dos escritores:

PAÍSES INVITADOS

En el año  inicial la Feria presentó una muestra dedicada a José Martí, Nicolás Guillén y Jorge Dimitrov, y las siguientes a una temática específica: El Libro Científico-Técnico  (1984), El Libro para niños y jóvenes (1986),  La medicina al servicio de la humanidad (1990), Quinto Centenario del Encuentro de Dos Culturas (1992),  El medio ambiente y la alimentación  (1994), La computación hacia el año 2000 (1996).

 En 1998 la dedicaron por primera vez a un país: México y desde el 2000 los países  invitados de honor fueron: Italia (2000). España (2001).  Francia (2002).  Comunidad Andina de Naciones (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela (2003).  Alemania (2004).  Brasil (2005). Venezuela (2006)..Argentina (2007). Cultura invitada de honor: Galicia (2008).  Chile (2009). Rusia (2010). En 2011 la dedicaron al Bicentenario de la Independencia de América, al 220 aniversario de la Revolución Haitiana y a la primera declaración de la abolición de la esclavitud, y en 2012,  a la cultura de los pueblos del  Caribe. La invitada de 2013 fue la República de Angola. Ecuador la de  2014 y la República de la India en 2015.

AUTORES HOMENAJEADOS

Desde el 2000 se rinde homenaje  a un autor cubano. En esta ocasión a Cintio Vitier, Premio Nacional de Literatura 1988. En el año  2001, a Roberto Fernández Retamar. Premio Nacional de Literatura 1989. A  Miguel Barnet, Premio Nacional de Literatura 1994.(2002). A  Pablo Armando Fernández, Premio Nacional de Literatura 1996 (2003). Carilda Olivar Labra, Premio Nacional de Literatura  1997 (2004).

 En 2005 distinguieron a Abelardo Estorino y Jesús Orta Ruiz Indio Naborí-, Premios Nacionales de Literatura 1992 y 1995,  respectivamente. A  Ángel Augier y Nancy Morejón, Premios Nacionales de Literatura 1991 y 2001, respectivamente, en 2006. A César López, Premio Nacional de Literatura 1999 y Eduardo Torres Cuevas , Premio Nacional de Ciencias Sociales 2000, en el año 2007 . En 2008 a Graziella Pogolotti y Antón Arrufat, Premios Nacionales de Literatura 2005 y 2000, respectivamente.
 
En 2009 se dedica a la poetisa y ensayista Fina García Marruz, Premio Nacional de Literatura 1990 y al historiador Jorge Ibarra, Premio Nacional de Ciencias Sociales 1996; además de al cincuenta aniversario de la Casa de las Américas. En 2010 a Reynaldo González, Premio Nacional de Literatura 2003, y María del Carmen Barcia,  Premio Nacional de Ciencias Sociales 2003. En 2011: Jaime Sarusky, Premio Nacional de Literatura 2004, y Fernando Martínez Heredia, Premio Nacional de Ciencias Sociales 2006. En 2012: Ambrosio Fornet y Zoila Lapique Becali, Premios Nacionales de Literatura 2010 y de Ciencias Sociales 2002, respectivamente.

 En 2013 la elección recayó en : Daniel Chavarría y Pedro Pablo Rodríguez, Premio Nacional de Literatura 2010 y Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas, 2009, en ese orden, y al año siguiente, 2014, en  Nersys Felipe y Rolando Rodríguez García, Premios Nacionales de Literatura 2010 y de Ciencias Sociales 2007, respectivamente. Asimismo se rindió homenaje a Gertrudis Gómez de Avellaneda en su aniversario 200 y a los centenarios de los cubanos Samuel Feijóo y Onelio Jorge Cardoso.
  En 2015 los escritores elegidos son Olga Portuondo Zúñiga, Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas 2010, y Leonardo Acosta, Premio Nacional de Literatura 2006.

OTROS DATOS SOBRE  LAS FERIAS DEL LIBRO EN CUBA

*La primera -1982- tuvo lugar en el Palacio de Bellas Artes; la segunda  -1984-en el hotel Habana Libre y el Pabellón Cuba; la tercera -1986- en el Palacio de Convenciones; en 1988 no hubo; de  la cuarta a la octava, 1990-1998- en Pabexpo.

* Desde el 2000 funge como sede principal de la Feria Internacional del Libro la fortaleza de San Carlos de La Cabaña .

*A partir de  2002 se extendió la Feria  a otras  ciudades y pueblos del país, entre febrero   y marzo. En 2015 el periplo será hasta el mes de abril.


*En 2009 la sede principal de la Feria  fue visitada por casi un millón de personas. Los ejemplares de libros adquiridos alcanzaron más de un millón 200 mil; estuvieron presentes editores, escritores, libreros y distribuidores de 43 países; expusieron y vendieron 105 editoriales cubanas, junto a 159 extranjeras.

*En 2011, por primera vez funcionaron diez sedes permanentes fuera de La Cabaña. Estas fueron: Pabellón Cuba, UNEAC, Centro Cultural Dulce María Loynaz, Sociedad Cultural José Martí, Casa del Alba Cultural, Teatro El Ciervo Encantado, Casa de las Américas, Centro de Estudios Martianos, Memorial José Martí y Biblioteca Nacional José Martí.
  - El Programa ofreció 798 actividades literarias, académicas y profesionales.  
  - La cifra de títulos expendidos resultó la mayor en la historia de las ferias: un
    millón 700 mil ejemplares.
  -  Fue visitada por más de 2 millones de personas en las 16 ciudades que le
    sirvieron de sede.

Pronto comenzará la fiesta del libro en La Habana



          
Por: Argentina Jiménez

La vetusta fortaleza de San Carlos de La Cabaña y el Castillo de los Tres Reyes del Morro se llenarán de público en breves días: a sus calles centenarias regresarán bibliófilos de todas las edades, cada uno con un interés específico o sin él, pero allí estarán. Los convoca una de las fiestas más multitudinarias de La Habana: la Feria Internacional del Libro Cuba 2015.

En esos días (del 12 al 22 de febrero) algunos pondrán en duda si de verdad los cubanos leen poco, porque no solo al citado escenario por excelencia, sino al Pabellón Cuba y a  otros espacios, acudirán miles de habaneros o no de la capital en busca de algún título. Contrario a la percepción bastante generalizada, hay quienes afirman que en los últimos años los jóvenes del patio se interesan más por leer, y los cubanos están leyendo por encima de la media mundial.
  
Lo cierto: siempre es tiempo para asumir la máxima martiana que preside la Feria: "Leer es crecer”. Crecer intelectualmente, en el orden espiritual.

 Son días de diversión esperados por muchos para, además de adquirir lo deseado, participar en la presentación de determinado volumen o disfrutar de alguna de las variadas actividades que paralelamente son organizadas: coloquios, paneles, lectu­ras, conciertos, encuentros de intelectuales, conferencias…

Al decir de Eduardo Fernández Collado, director general de la Feria, esta “se ha convertido en el acontecimiento más trascen­dental del movimiento editorial cubano desde su inicio en 1982, y en el evento cultural más aglutinador del país. Más que un espacio para ad­quirir libros e intercambiar con los autores, ha devenido escenario para mostrar, en sus diversas facetas, el dinamismo de nuestra vida cultural”.

La FILH 2015 tiene como país invitado de honor este año a la República de la India y los autores homenajeados son Olga Portuondo Zúñiga, Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas 2010, y Leonardo Acosta, Premio Nacional de Literatura 2006.

Al concluir en La Habana, la Feria, como ya es habitual,  recorrerá ciudades y pueblos, este año con mayor duración que en ediciones anteriores, pues se extenderá  hasta el mes de abril. Lo que es ya una tradición más del pueblo cubano,  esperado por bibliófilos, autores, editores, libreros y distribuidores nativos y foráneos, constituye hace más de tres décadas un espacio de diálogo entre las literaturas latinoamericanas,  de países de Europa, África, Asia,  y de las procedentes  de otras culturas que habitualmente participan en el acontecimiento.   



miércoles, 14 de enero de 2015

LA PLATA: LA PRIMERA VICTORIA



                    

Por: Argentina Jiménez

Hermosas noches cubanas las de enero con su luna tratando de igualar la luz del día. La de la madrugada del 17 del primer mes de 1957 alumbró la primera acción victoriosa del naciente Ejército Rebelde comandado por Fidel Castro Ruz   A las 2:40  a.m. dos ráfagas de ametralladora disparadas por el  jefe guerrillero rompieron el habitual silencio en las laderas  de la Sierra Maestra, lomas al sureste de la región oriental de la Isla, señal para dar inicio al ataque al cuartel de la guardia rural en La Plata.
 Su  ensordecedor ruido  amortiguó el disparo que le hizo  justicia al expedicionario del yate Granma  asesinado por  Chicho Osorio, un cubano desalmado al servicio del tirano  Fulgencio Batista.
  Solo  habían transcurrido 41 días de los amargos momentos de Alegría de Pío, el bautismo de fuego de los rebeldes tras pisar suelo cubano el 2 de diciembre de 1956, y más de veinte combatientes agrupados junto al jefe guerrillero esparcían al  mundo y a su pueblo, con la victoria en su primer combate,  que Fidel estaba vivo, que el Ejército Rebelde existía y no estaba huyendo, sino  buscaba al enemigo en su guarida. Era para algunos la primera vez que disparaban armas largas de guerra.
 Cuatro grupos al mando de Fidel, Raúl Castro Ruz, Juan Almeida Bosque y Julito Díaz, respectivamente, sorprenderían a las fuerzas del régimen en el pequeño cuartel y muy próximo a este, en la casa de Honorio Olazábal, mayoral notorio por sus crímenes y arbitrariedades.
 Allí había unos 15 guardias entre rurales y marinos. Hacen resistencia al llamado de rendirse, pero media hora después, más o menos, cae el cuartelito con un saldo de dos muertos, cinco heridos y tres prisioneros. El resto huye. La fuerza rebelde no tuvo bajas. Quedan en poder de los atacantes  “ocho Springfield, una ametralladora Thompson y unos mil tiros; nosotros habíamos gastados unos  500 tiros aproximadamente”, escribe Ernesto  Che Guevara  en su libro Guerra de Guerrillas, y agrega que ocuparon, además,  cananas, combustible, cuchillos, ropas y alguna comida.
El combate de La Plata tuvo también una repercusión significativa no por sus grandes dimensiones, sino porque demostró el espíritu de lucha de los combatientes y su determinación a seguir en el empeño de hacer verdaderamente libre a Cuba,  despertó las esperanzas de los campesinos, la clase obrera y el pueblo en general, sojuzgados por el régimen de facto, insufló ánimo  a las tropas revolucionarias  y le quitó el sueño al dictador Batista y a sus secuaces.



                                                                       

jueves, 8 de enero de 2015

POR LA HABANA VIEJA: 2 DE ENERO DE 2015
























DE  PASEO   POR LA ZONA RESTAURADA DEL CENTRO HISTÓRICO DE LA HABANA VIEJA












PARQUE SIMÓN BOLÍVAR


                                                            ESTAMPA DE LA HABANA  VIEJA 


                                                     LA CASA DEL CAFÉ

miércoles, 7 de enero de 2015

Un nuevo símbolo



                                 



Por: Argentina Jiménez

Cuatro letras nacieron siendo símbolo. Símbolo del amor, la esperanza, la fidelidad. Recién estrenado el 2015, el 6 de enero, un alumbramiento devino detonador de una inmensa alegría, no solo de sus padres, sino de millones de cubanos y de amigos de otras latitudes. Gema es la niña de todos aquellos que sufrían como propia la incertidumbre de si se haría realidad el sueño de Adriana y Gerardo de formar una familia.  Al llegar al mundo, a  la pequeña le  brotaron tíos, abuelos, primos… como germinan plantas y abren las flores en primavera. Quienes ayudaron  al tránsito de la polinización estarán también colmados de gozo; les creció la familia, para algunos lejana, pero  unida por lazos que no se rompen por la distancia. Segura estoy de que sonrieron emocionados, como tantos, al contemplar las imágenes de Gema en los brazos de papá Gerardo, bajo la mirada arrebolada de Adriana para quien la sonrisa parece habérsele congelado en los labios desde el día que sintió de nuevo el calor del abrazo del compañero tras tantos años de ausencia física. Se me ocurre pensar que si la sonrisa de Monalisa es famosa por su magnetismo, la de Adriana ha  devenido la de la felicidad. La historia de Gerardo y Adriana,  propia para una película, comenzó una nueva etapa el 17 de diciembre de 2014, cuando una indescriptible emoción conmovió a las personas buenas: ¡Volvieron Antonio, Ramón y Gerardo! Ya los Cinco estaban en Cuba.  Desde entonces la vida de la amorosa pareja formada por Gerardo Hernández Nordelo y Adriana Pérez O´Connor cambió radicalmente. Ahora, constituida en familia con la llegada de su hija, alcanzó la dimensión siempre soñada.  Infinidad de  corazones henchidos de emoción latieron al unísono al conocer la noticia: Nació Gema.


martes, 6 de enero de 2015

Celia Sánchez Manduley: La flor más autóctona de la Revolución cubana




Argentina Jiménez
Fervorosa martiana. Nació en  Media Luna, Manzanillo, región oriental de la Isla. En su temprana juventud,  junto a su padre, subió al Pico Turquino y participó en la colocación de un busto del Héroe Nacional de Cuba en la cima de esa montaña, la más alta del archipiélago cubano y escenario de las luchas por la definitiva independencia de la Isla.
Para Celia Sánchez Manduley, la Historia era una ciencia y su costumbre de guardar cada papelito relacionado  con la lucha armada en la Sierra Maestra o una orden o carta de Fidel Castro, el Comandante en Jefe, ayudó a  preservar importantes documentos, que después del triunfo del primero de enero de 1959 pasaron a engrosar los archivos de la Oficina de Asuntos Históricos del  Consejo de Estado, al igual que les grabó testimonios a los médicos que participaron en esa gesta. Lo mismo hizo con los combatientes del asalto al cuartel Moncada, lo que reviste gran valor en esta era de nuevas tecnologías y para  preservar la memoria  historica..
Sobresalía además por su gran capacidad de trabajo, su admiración por las mujeres africanas, de otros continentes, y  sobre todo de América, por ejemplo Manuela Sáenz, la libertadora de Simón Bolívar, así como por otras de países del área que combatieron contra el colonialismo español; en fin, admiraba a muchas mujeres valiosas del mundo.
Quiso ir a México para venir en la expedición del yate Granma, pero Fidel le dijo que ella era más útil aquí, como realmente fue su  ayuda cuando desembarcaron los combatientes, y después  para enviar combatientes para la Sierra Maestra, antes de ella subir definitivamente.
.Valiente y virtuosa, se destacaba  además porque era una mujer de detalles. En fin de año siempre les mandaba algún regalo a las guerrilleras..En una ocasión  envió a una de ellas  un par de botas y un pomo de perfume. Las botas, le decía, porque te hacen falta para el trabajo que estás realizando, y el perfume  porque una mujer no debe dejar de ser femenina.
Un compañero cercano a la Heroína narró que cuando murió la mamá de Fidel, él estaba en el Caney de las Mercedes – región sudoriental de Cuba- y le envió el pésame. ¡Qué exquisita sensibilidad la suya!.  
Una de las “hijas” de Celia –ella trajo para La Habana y crió a varios muchachos que perdieron a sus padres durante la guerra-, Eugenia Palomares, refiere que  estaba llena de parásitos  y no sabía bañarse y lavarse la cabeza y que en casa de ella aprendió muchas buenas costumbres. Le preguntó si sabía leer y cuando le dijo  que sí le dio un papel con un pensamiento de José Martí, Héroe de la independencia de Cuba,  y ella solo sabía deletrear. La mandó a una escuela y la pusieron en primer grado. La conserva en su memoria como una maestra y pedagoga.
Cuando Fidel  convocó para crear el contingente de educadores Manuel Ascunce, Eugenia no quería integrarlo, no quería ser maestra, y Celia le preguntó en cuál asignatura tenía más problemas; al contestarle que en Historia, le dijo, pues vas a ser maestra de Historia.
“Yo la veo como una madre, agregó. El castigo que nos ponía cuando nos portábamos mal era encerrarnos en el cuarto donde nos daba libros para leer. Como el tiempo le escaseaba para estar en la casa, a veces se comunicaba con nosotros a través de letreros pegados donde los viéramos: recuerden que hoy es el cumpleaños de fulano, Tony escribió desde Angola y les manda recuerdos… Así era ella”
Durante la Crisis de Octubre, en 1962,  otro combatiente conocido de ella, quien estuvó movilizado en la Cueva de Los Portales, en Pinar del Río, occidente cubano, comentó que al llegar allí cuando lo único que comían eran galletas. La primera en preocuparse por saber cómo se  alimentaban fue Celia, y mandó a que les llevaran comida de un restaurante que había abajo. “Nosotros estábamos en una montaña, eso evidencia  su valor humano”.
A 35 años de su desaparición fíisica, el 11 de enero de 1985, ¡tantas personas la quieren y recuerdan! Por su manera de ser, sencilla,  vive en la memoria de los cubanos “la flor más autóctona de la Revolución”, como la calificó en su despedida de duelo el doctor Armando Hart, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y jefe de la Oficina del Programa Martiano.
                                                Flor de la mariposa, preferida por Celia.

lunes, 5 de enero de 2015

Huelga general revolucionaria: una batalla decisiva




Argentina Jiménez
La acción de las masas estuvo siempre en la estrategia de lucha del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en la toma del poder.
  Al fiscal en el juicio por el ataque a la fortaleza del Moncada, le enumeró las razones que asegurarían el triunfo del asalto, la primera: “Porque teníamos la seguridad de contar con el pueblo”.
 Ya en México, el 2 de agosto de 1955, en carta dirigida a sus compañeros de lucha, les indica el contenido que debe tener el segundo manifiesto a la nación. Plantea: “(…) lanzaremos las primeras consignas de insurrección y huelga general…”. En noviembre del mismo año, en un mitin en el teatro Flagger de Miami, vuelve sobre el mismo tema:  “(…) Podemos decir también la estrategia a desarrollar: insurrección secundada por una huelga general revolucionaria organizada desde abajo…”. Tal era su confianza en las reservas morales del pueblo.
  Mientras se ponía en ejecución el intento de golpe de Estado en la fortaleza de Columbia, el primero de enero de 1959, para frustrar el triunfo de la Revolución, y las tropas de Fidel y del comandante Juan Almedia Bosque, avanzaban sobre la ciudad de Santiago de Cuba, en el oriente de la Isla, entraba en juego el aporte decisivo de la clase obrera y el pueblo: la huelga general que desmoronaría de un porrazo la conjura ideada por el imperialismo yanqui, ejecutada por sus marionetas en el ejército tras la huida del tirano de Fulgencio Batista, en horas de la madrugada de ese día.
 En el aniversario 15 de la emisora Radio Rebelde, el líder de la Revolución cubana afirmaría: “Es indiscutible que ellos no se percataron del enorme salto de calidad que en los últimos cinco meses de la guerra dio el Ejército Rebelde”.
También desde meses antes el movimiento sindical venía tomando medidas para cuando llegara el instante de actuar.
El Frente Obrero Nacional Unido (FONU)  formado por todas las organizaciones sindicales opuestas al dictador, entre estas las del 26 de Julio y el Partido Socialista Popular (comunista),  representó  un instrumento de lucha muy amplio, unitario, que desempeñó un papel fundamental en la consecución de la victoria.
Por eso, cuando desde la ciudad de Palma Soriano, cercana a Santiago de Cuba, el mismo primero de enero se proclamó la Huelga General, todos los trabajadores la acataron y el país completo quedó paralizado. Precisaría Fidel también en la conmemoración de la emisora: “Ese fue un factor político, un factor psicológico determinante en el desenlace final de los acontecimientos”.
Con igual objetivo trabajó Frank País, jefe nacional de Acción del Movimiento 26 de Julio,  quien especificaba que se había logrado vertebrar una organización obrera “con bastante independencia económica y propagandística”; en igual sentido lo hacía Raúl Castro Ruz, actual Presidente de la República de Cuba, en mayo de 1957, ocasión en que advertía a los responsables del M-26-7 la necesidad de ahondar en la tarea entre los obreros, y menos de dos meses después escribía a Fidel: “Ahora la situación ha cambiado, se ha visto que la huelga general es posible, que es necesaria, que es tan importante trabajar en esto como en acción, y se ha hecho”.
 Madura estaban las condiciones para poner en acción a la clase obrera en los albores de enero de 1959. De tal manera no resultó difícil movilizar a los trabajadores. Desde meses  anteriores se venía preparando la huelga revolucionaria. Ante las nuevas circunstancias, Fidel valoró el papel que podían desempeñar los estudiantes en esos momentos y orientó a los dirigentes de la FEU integrantes del Ejército Rebelde, Juan Nuiry y Omar Fernández, transmitir una alocución el primero de enero de 1959 a través de Radio Rebelde.
 En una de sus partes decía el mensaje: “La Revolución no ha terminado (…) No aceptamos ningún golpe militar que le escamotee al pueblo su victoria(…) Los estudiantes y el pueblo más unidos que nunca junto al Ejército Rebelde, hasta lograr la victoria definitiva de la Revolución cubana”.
Daba así sus frutos la labor desarrollada en la base, el empeño de unir por arriba y por abajo. En aquel primero de victoria los trabajadores se alían en un haz monolítico con el Ejército Rebelde y su Comandante en Jefe, cuando intentaron robarles el triunfo a los libertadores.
 La reacción chocó de lleno con una masa obrera organizada, dispuesta a apoyar a los combatientes de la sierra y el llano en la batalla decisiva.
El 4 de enero de 1959, desde la ciudad de Camagüey, habló el Comandante en Jefe: “Asegurado el triunfo en todos el país, controlados todos los mandos militares de la nación por la jefatura revolucionaria (…), restablecidos  en la República la libertad y el poder civil con toda plenitud, solicito a los líderes obreros y de todos los trabajadores, así como de las clases vivas, el cese de la huelga general revolucionaria que culminó en la más hermosa victoria de nuestro pueblo.”

Fuente: La toma del poder. Tomás Toledo Batard. Ciencias Sociales 1989.