Argentina
Jiménez
Fervorosa
martiana. Nació en Media Luna,
Manzanillo, región oriental de la Isla. En su
temprana juventud, junto a su padre,
subió al Pico Turquino y participó en la colocación de un busto del Héroe
Nacional de Cuba en la cima de esa montaña, la más alta del archipiélago cubano
y escenario de las luchas por la definitiva independencia de la Isla.
Para
Celia Sánchez Manduley, la Historia
era una ciencia y su costumbre de guardar cada papelito relacionado con la lucha armada en la Sierra Maestra o una orden o
carta de Fidel Castro, el Comandante en Jefe, ayudó a preservar importantes documentos, que después
del triunfo del primero de enero de 1959 pasaron a engrosar los archivos de la Oficina de Asuntos
Históricos del Consejo de Estado, al
igual que les grabó testimonios a los médicos que participaron en esa gesta. Lo
mismo hizo con los combatientes del asalto al cuartel Moncada, lo que reviste
gran valor en esta era de nuevas tecnologías y para preservar la memoria historica..
Sobresalía
además por su gran capacidad de trabajo, su admiración por las mujeres
africanas, de otros continentes, y sobre
todo de América, por ejemplo Manuela Sáenz, la libertadora de Simón Bolívar, así
como por otras de países del área que combatieron contra el colonialismo
español; en fin, admiraba a muchas mujeres valiosas del mundo.
Quiso ir a México para venir en la expedición del yate Granma, pero Fidel le dijo
que ella era más útil aquí, como realmente fue su ayuda cuando desembarcaron los combatientes,
y después para enviar combatientes para la Sierra Maestra, antes de ella
subir definitivamente.
.Valiente
y virtuosa, se destacaba además porque
era una mujer de detalles. En fin de año siempre les mandaba algún regalo a las
guerrilleras..En una ocasión envió a una
de ellas un par de botas y un pomo de
perfume. Las botas, le decía, porque te hacen falta para el trabajo que estás
realizando, y el perfume porque una
mujer no debe dejar de ser femenina.
Un
compañero cercano a la Heroína
narró que cuando murió la mamá de Fidel, él estaba en el Caney de las Mercedes
– región sudoriental de Cuba- y le envió el pésame. ¡Qué exquisita sensibilidad
la suya!.
Una
de las “hijas” de Celia –ella trajo para La Habana y crió a varios muchachos que perdieron a
sus padres durante la guerra-, Eugenia Palomares, refiere que estaba llena de parásitos y no sabía bañarse y lavarse la cabeza y que en
casa de ella aprendió muchas buenas costumbres. Le preguntó si sabía leer y
cuando le dijo que sí le dio un papel
con un pensamiento de José Martí, Héroe de la independencia de Cuba, y ella solo sabía deletrear. La mandó a una
escuela y la pusieron en primer grado. La conserva en su memoria como una
maestra y pedagoga.
Cuando
Fidel convocó para crear el contingente
de educadores Manuel Ascunce, Eugenia no quería integrarlo, no quería ser
maestra, y Celia le preguntó en cuál asignatura tenía más problemas; al
contestarle que en Historia, le dijo, pues vas a ser maestra de Historia.
“Yo
la veo como una madre, agregó. El castigo que nos ponía cuando nos portábamos
mal era encerrarnos en el cuarto donde nos daba libros para leer. Como el
tiempo le escaseaba para estar en la casa, a veces se comunicaba con nosotros a
través de letreros pegados donde los viéramos: recuerden que hoy es el
cumpleaños de fulano, Tony escribió desde Angola y les manda recuerdos… Así era
ella”
Durante
la Crisis de
Octubre, en 1962, otro combatiente conocido
de ella, quien estuvó movilizado en la
Cueva de Los Portales, en Pinar del Río, occidente cubano, comentó
que al llegar allí cuando lo único que comían eran galletas. La primera en
preocuparse por saber cómo se
alimentaban fue Celia, y mandó a que les llevaran comida de un
restaurante que había abajo. “Nosotros estábamos en una montaña, eso
evidencia su valor humano”.
A 35 años de su desaparición fíisica, el 11 de enero de 1985, ¡tantas
personas la quieren y recuerdan! Por su manera de ser, sencilla, vive en la memoria de los cubanos “la flor más
autóctona de la Revolución”,
como la calificó en su despedida de duelo el doctor Armando Hart, miembro del
Comité Central del Partido Comunista de Cuba y jefe de la Oficina del Programa
Martiano.
Flor de la mariposa, preferida por Celia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario