miércoles, 14 de enero de 2015

LA PLATA: LA PRIMERA VICTORIA



                    

Por: Argentina Jiménez

Hermosas noches cubanas las de enero con su luna tratando de igualar la luz del día. La de la madrugada del 17 del primer mes de 1957 alumbró la primera acción victoriosa del naciente Ejército Rebelde comandado por Fidel Castro Ruz   A las 2:40  a.m. dos ráfagas de ametralladora disparadas por el  jefe guerrillero rompieron el habitual silencio en las laderas  de la Sierra Maestra, lomas al sureste de la región oriental de la Isla, señal para dar inicio al ataque al cuartel de la guardia rural en La Plata.
 Su  ensordecedor ruido  amortiguó el disparo que le hizo  justicia al expedicionario del yate Granma  asesinado por  Chicho Osorio, un cubano desalmado al servicio del tirano  Fulgencio Batista.
  Solo  habían transcurrido 41 días de los amargos momentos de Alegría de Pío, el bautismo de fuego de los rebeldes tras pisar suelo cubano el 2 de diciembre de 1956, y más de veinte combatientes agrupados junto al jefe guerrillero esparcían al  mundo y a su pueblo, con la victoria en su primer combate,  que Fidel estaba vivo, que el Ejército Rebelde existía y no estaba huyendo, sino  buscaba al enemigo en su guarida. Era para algunos la primera vez que disparaban armas largas de guerra.
 Cuatro grupos al mando de Fidel, Raúl Castro Ruz, Juan Almeida Bosque y Julito Díaz, respectivamente, sorprenderían a las fuerzas del régimen en el pequeño cuartel y muy próximo a este, en la casa de Honorio Olazábal, mayoral notorio por sus crímenes y arbitrariedades.
 Allí había unos 15 guardias entre rurales y marinos. Hacen resistencia al llamado de rendirse, pero media hora después, más o menos, cae el cuartelito con un saldo de dos muertos, cinco heridos y tres prisioneros. El resto huye. La fuerza rebelde no tuvo bajas. Quedan en poder de los atacantes  “ocho Springfield, una ametralladora Thompson y unos mil tiros; nosotros habíamos gastados unos  500 tiros aproximadamente”, escribe Ernesto  Che Guevara  en su libro Guerra de Guerrillas, y agrega que ocuparon, además,  cananas, combustible, cuchillos, ropas y alguna comida.
El combate de La Plata tuvo también una repercusión significativa no por sus grandes dimensiones, sino porque demostró el espíritu de lucha de los combatientes y su determinación a seguir en el empeño de hacer verdaderamente libre a Cuba,  despertó las esperanzas de los campesinos, la clase obrera y el pueblo en general, sojuzgados por el régimen de facto, insufló ánimo  a las tropas revolucionarias  y le quitó el sueño al dictador Batista y a sus secuaces.



                                                                       

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