lunes, 28 de diciembre de 2015

viernes, 27 de noviembre de 2015

Historiador cubano ofrece conferencia sobre Máximo Gómez Báez





 Para disertar sobre aspectos polémicos de Máximo Gómez Báez objeto de discusión por parte de diferentes autores habló el historiador Joel Cordoví en el Centro de Estudios Martianos.

Por: Argentina Jiménez

Máximo Gómez frente a la ocupación militar norteamericana, pasividad o estrategia política, denominó  el doctor Joel Cordoví, vicepresidente del Instituto de Historia, su  disertación acerca de esta figura cimera de las guerras de independencia cubanas, sobre la cual existen diferentes criterios entre autores que investigan al respecto.
 La conferencia forma parte de las sesiones científicas  que cada mes efectúa el Grupo de Trabajo Interdisciplinario José Martí y su Visión Sobre los Estados Unidos de América a la luz del siglo XXI, auspiciado por el Centro de Estudios Martianos, en cuya sede tuvo lugar la conferencia.. 
Hay varios aspectos polémicos sobre la vida de Gómez en República Dominicana, su país natal; el Pacto del Zanjón; el encuentro con José Martí; la intervención de Estados Unidos en la guerra entre la Isla y la Metrópoli española,  y la posterior ocupación norteamericana,  procesos todos en los cuales el genial estratega militar tuvo participación y actualmente   son  objeto de análisis.
Cordoví aludió a  que lo más conocido del Generalísimo es su actuar durante los treinta años de enfrentamiento bélico entre cubanos y peninsulares –de 1868 a1898-; sin embargo, poco se conoce de su pensamiento en las etapas mencionadas, seguramente expuesto en sus innumerables escritos recopilados; hasta la fecha,  dijo, suman  7 800 los documentos de su autoría sin procesar, de ellos más de 500 acerca del período de 1899 a 1902, el de mayores opiniones contrapuestas, y agregó: “sin su estudio no es posible una visión completa de su proceder en esos años” . Menos se sabe de sus dotes literarias y acotó: escribe bien.
El doctor Cordoví contestó numerosas preguntas de los asistentes a la conferencia, la última de este año del Grupo constituido a principios de 2015  con el objetivo de valorar la visión martiana sobre los Estados Unidos de América mediante acciones que revelen su vigencia como arma ideológica para enfrentar los desafíos de la guerra de pensamiento que se hace a Cuba  en la actualidad. El ciclo continuará en marzo del próximo año.

jueves, 5 de noviembre de 2015

Una historia para recordar



Angel


                                          Pedrito                                                                          Rogito

Por: Argentina Jiménez                                                                                            

La fecha del 8 de noviembre de 1958 quedó inscrita en    la   historia de Cuba, y en especial de la capital,* como una página heroica en la lucha por la libertad de la Patria. En Goicuría y O´Farrill, Víbora, cuatro jóvenes del Movimiento 26 de Julio, encabezados Machaco Ameijeiras, jefe provincial de Acción y Sabotaje en La Habana, y entre ellos una mujer embarazada**, enfrentaron a una fuerza policíaca superior en número y armamento y solo pudieron vencerlos al quedarse sin parque.
 El amanecer de aquel sábado presagiaba un día hermoso. Fresco. El cielo, azul intenso. Mas, la belleza no traía aparejada la alegría. Temprano, corrió la noticia de boca en boca. En la madrugada hubo un combate*** entre la  policía y tres jóvenes, que murieron en él. ¡Mentira! Hasta el balcón en el segundo piso de Goicuría 523 los llevaron vivos los agresores y exhibieron como trofeos, tras  cerciorarse de no correr peligro y poder entrar al apartamento 5. Una adolescente los vio desde la ventana de su casa, en un edificio enfrente.
  Los bajaron a empujones, golpeándolos con furia, y
condujeron a un lugar tenebroso, que quedó teñido de rojo y restos de partes de cuerpos humanos, arrancados a ellos por esbirros con bárbaras torturas y bajo improperios y las miradas de sus jefes, satisfechos por haber atrapado las tan buscadas y ansiadas presas.
 Seguramente se asombraron de lo corajudos de sus  prisioneros, pues no cesaron de defenderse con los puños o como pudieron, llamarlos como  lo que eran: asesinos, cobardes, y gritarles viva la Revolución, mientras les quedó un hálito de vida.
 Un mes y veintidós días después, los verdugos de Ángel –Machaco-, Ameijeiras Delgado, Rogelio Perea Suárez –Rogito- y Pedro Gutiérrez Hernández - Pedrito-, tampoco pudieron disfrutar de aquel jueves primero de enero de 1959, de cielo azul intenso, fresco, luminoso, porque escabulléndose en la oscuridad de la madrugada huyeron como ratas.
 El sonido de los pasos firmes del pueblo en Revolución lo escuchaban muy cerca y, atemorizados, salieron  a la desbandada… los que tuvieron la  oportunidad. Atrás dejaron a los fieles matones y torturadores, ejecutores de sus  crímenes, a muchos de los cuales la justicia revolucionaria les cobró las atrocidades cometidas.
 La belleza de ese primer día del nuevo año sí trajo aparejada la  alegría… y  también la libertad y dignidad, disfrutada desde su pedestal por los mártires sagrados de la Patria, por la cual ofrendaron sus vidas, y a partir de entonces por el pueblo cubano.
                                   
* El 8 de noviembre es el Día de la Clandestinidad en La Habana, en homenaje a los luchadores contra la tiranía de Fulgencio Batista, caídos en el territorio. **Norma Porras Reyes, herida,detenida, juzgada y presa hasta el 1 de enero de 1959. *** Considerado el combate  más intenso de la clandestinidad.
                             

                                                                       
    


Impactado el mundo




El mundo ha quedado impactado por la destreza con la que los aviones rusos lanzan bombas y misiles de alta precisión contra los extremistas sirios. El portal 'The National Interest' trató de entender las causas de este asombro.

Desde el comienzo de la operación aérea rusa en Siria, los medios internacionales se han centrado en las avanzadas armas de Rusia, como los misiles de crucero o bombas guiadas por láser o satélite.

"Algunos se han preguntado sobre cuántas bombas inteligentes ha utilizado Rusia y puede utilizar aún. Pero el tono general es de impacto y asombro por las capacidades rusas", escribe el medio estadounidense dedicado a asuntos internacionales.

El portal señala que Rusia es un antiguo superpoder que tiene un historial y habilidades enormes para diseñar armas avanzadas. Por ejemplo, el tanque ruso T-34 desmoralizó al Ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial.

Los misiles antitanque y antiaéreos soviéticos sorprendieron a las fuerzas israelíes en 1973 y a las fuerzas estadounidenses en Vietnam.

Hoy en día los tanques rusos están dotados de sistemas avanzados de protección activa contra misiles antitanque.

Los críticos además se preguntan si los cazas rusos Su-30 se impondrían a los mejores aviones estadounidenses, sostiene 'The National Interest'.

"Rusia no es un país del tercer mundo de poca monta al borde del colapso o con un ejército de pacotilla, sino que se trata de la tercera nación del planeta en gastos militares", subraya el medio. 

"¿Con los desembolses en sus Fuerzas Armadas valuados en miles de millones, no deberían ser las expectativas sobre el valor militar de Rusia un poco más altas?", agregó.

'The National interest' recuerda que "Rusia es un gran poder militar y debe ser tratado como tal".



viernes, 16 de octubre de 2015

La historia me absolverá, documento de absoluta prioridad



                
 El 16 de octubre de 1953, el doctor Fidel Castro Ruz, en su condición de abogado, asumió su propia defensa al ser juzgado por el asalto al cuartel Moncada. Su  alegato de ese momento que este año cumple 62 años, devendría documento histórico para la posteridad

Por: Argentina Jiménez                                                                       
                                                        
                                                            Un principio justo desde el fondo de una
                                                             cueva puede más que un ejército.
                                                                                                              José Martí
   Aunque los manuscritos originales donde plasmó Fidel Castro Ruz su discurso de  combate y denuncia pronunciado el 16 de octubre de 1953, conocido posteriormente  como La historia me absolverá,  desaparecieron de la celda donde se encontraba antes del juicio por el asalto al Moncada; su privilegiada memoria  salvó el contenido para la posteridad.
   Primero, inició la reconstrucción  en los salones del pabellón que servía de hospital en el Reclusorio para hombres de Isla de Pinos –hoy Isla de la Juventud, en el occidente de Cuba-, donde cumplía  quince años de cárcel, y posteriormente terminó la tarea, en secreto, en  la celda donde fue confinado en solitario, en febrero de 1954.
   Por dos vías  el jefe de la Revolución hizo salir el programa revolucionario de los moncadistas –combatientes del asalto al cuartel Moncada-, de la instalación penitenciaria: en líneas escritas con zumo de limón entre los renglones en cartas a familiares o amigos,  que a simple vista no se veían y por efecto del calor aparecían, y también llenando con letras minúsculas hojas de papel cebolla que doblada bien e  introducía en cajas de fósforos y hacía llegar a otros compañeros presos, quienes las entregaban a familiares o amigos cuando los visitaban en la cárcel.
   Con tal acuciosidad  llevaron  a cabo esa labor  Fidel y sus colaboradores que el proyecto de hacer público el discurso, anunciado a Melba  Hernández Rodríguez del Rey  -Heroína del Moncada. Fallecida- en carta del líder revolucionario el 12 de mayo de 1954, también en escritura invisible, ya había salido completo de la prisión a mediados de junio.
   En Jovellar 107, uno de los sitios de la capital vinculados a los preparativos del Moncada y vivienda de  Melba, ella  y su padre, Manuel,  pacientemente y auxiliándose de una lupa, lograron  “descompactar” muchos de los fragmentos de La historia me absolverá, pasarlos  a máquina,  y componerlos.
   De las vicisitudes afrontadas por quienes tuvieron la tarea de preparar el texto para la imprenta, búsqueda de fondos para los gastos y la impresión,  en medio de la persecución y represión de la tiranía de Fulgencio Batista, son elocuentes las siguientes palabras de la también Heroína del Moncada –fallecida- Haydée Santamaría:
   “La fuimos conociendo poco a poco. Unas veces nos llegaba  no la página que correspondía, sino la última, otras veces la primera: y tuvimos que irla coordinando y haciendo.
   “(...) cuando ya la teníamos no teníamos cómo repartirla, ni teníamos máquina, ni un ´quilo` (centavo)”,  y relata cómo  Gustavo Ameijeiras Delgado  alquiló un carro e “inventando” para obtener la gasolina requerida, la llevó hasta Oriente junto con su hermano Ángel –Machaco-,  ambos miembros del Movimiento 26 de Julio y después mártires de la Revolución.
  En aquellos momentos cuando el gobierno  quería silenciar los hechos y ocultar lo ocurrido en los sucesos del 26 de julio, resultaba necesario divulgar el alegato de autodefensa  de Fidel, por su decisiva importancia para que el pueblo lo conociera. Como él mismo explicó, su discurso contenía “el programa y la ideología nuestra sin lo cual no es posible pensar en nada grande”.
  Al respecto planteaba:“(...) La tarea nuestra de inmediato es movilizar a nuestro favor la opinión pública. Divulgar nuestras ideas y ganarnos el respaldo de las masas del pueblo. Nuestro programa revolucionario es el más completo, nuestra línea es la más clara, nuestra historia la más sacrificada: tenemos derecho a ganarnos la fe del pueblo...”.
  En octubre de 1954  ya se habían logrado imprimir  varias decenas de miles  de ejemplares que, con iguales riesgos y contratiempos,  fueron distribuidos en todo el país. La propaganda necesaria llegaba así al pueblo sin el cual, como afirmó Fidel, “no hay revolución  posible”.
       La trascendencia y el valor histórico de ese documento radican en “su múltiple condición de acta de denuncia de la barbarie criminal del régimen batistiano, alegato de justificación de la resistencia activa y la lucha frontal contra el ilegítimo y opresivo gobierno de facto, y razonada exposición de los males de la sociedad cubana de la época y del contenido revolucionario del programa de acción propuesto por los moncadistas para combatir esos males”.*
  El manifiesto  “representaba el conjunto de reivindicaciones políticas, sociales y económicas más avanzadas que pudieran aglutinar a los más amplios sectores de las clases explotadas de la sociedad cubana, incluidas extensas capas de la pequeña burguesía urbana y rural. Se trataba de un programa democrático y popular, con un profundo contenido antiimperialista y de liberación nacional, que conformaba de manera consciente una base a partir de la cual podía emprenderse la transformación socialista del proceso” **.
   Superado con creces el programa del Moncada, sesenta y dos años después nuestro pueblo brinda solidaridad a otros pueblos hermanos que padecen  males como los que llevaron a la Generación del Centenario –grupo de jóvenes que asaltó los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes- a dar la clarinada del 26 de Julio de 1953, momento que constituyó un viraje en las luchas del pueblo cubano por su definitiva independencia.

·         
·         *  y ** Las citas corresponden a la Introducción a la edición anotada de La historia me absolverá. 1993.

sábado, 5 de septiembre de 2015

El poder de veto y el viejo país



Por: Rafael Correa


Después de más de ocho años de estabilidad y progreso, especialmente nuestros jóvenes tienden a olvidar lo que era el viejo país: un Ecuador sin proyecto nacional, inmovilizado por los grupos fácticos con poder de veto, desde la supuesta izquierda radical y siempre violenta, hasta la derecha bancaria, pasando por supuestos  gremios empresariales.
No importaba quién ganara en las elecciones y cuál programa fuese votado en las urnas. Frente al fraccionamiento del poder,  “ellos” decidían qué era lo que se podía hacer o no.
¿Cómo se ‘procesaban’ estos conflictos? Con la  entrega de nuestros colegios al MPD, de la educación bilingüe a Pachakutik y Conaie, Banco Central y Superintendencia a ciertos grandes bancos, permitiendo a  los medios de comunicación su impunidad y privilegios,  con ministros impuestos por  las cámaras de producción. En definitiva, el reparto de la Patria cual botín entre piratas.
Así se  generaba un ‘statu quo’ que complacía a todos estos poderes fácticos, pero que tenía al país entre los más atrasados de América Latina. Esta perversa situación fue pulverizada por  la Revolución Ciudadana, irrumpiendo con un proyecto nacional con inmenso apoyo popular, y que los de siempre  llaman “autoritarismo” y “concentración de poderes”.
El cambio de las relaciones de poder en favor de las grandes mayorías y en detrimento de pocos pero poderosos grupos es lo que mejor define a nuestra Revolución. Se trata de  la transformación de un estado aparente, representando tan solo los intereses de ciertos sectores, en un estado integral, representando el bien común, la razón de ser de la autoridad política.
Aprovechando un año difícil y la restauración conservadora a nivel regional y mundial, estas fuerzas derrotadas una y otra vez en las urnas quieren reconstituirse. Saben que no podrán gobernar porque son absolutamente disímiles y fraccionadas, pero quieren recuperar su poder de veto. Esa es la explicación de las últimas marchas y  “demostraciones” de fuerza.
Estamos ante un desafío como el 30S. Ahora o nunca el Ecuador da un salto cualitativo hacia una verdadera democracia, hacia un verdadero estado de derecho, donde ningún grupo, por importante que se crea, pueda imponer su agenda política si no ha ganado en las urnas. De fracasar en esta prueba, el país volverá a ser rehén eterno de los grupos que no proponen, tan solo imponen.
La amoralidad de ciertos actores niega hasta lo evidente. Las protestas estuvieron llenas de violencia, y graves delitos, incluidos secuestros, torturas  y tentativas de asesinatos. Hoy nuevamente intentan la “justicia del tumulto”, es decir, con marchas y acciones de fuerza, dejar los graves delitos cometidos sin sanción ni responsabilidades.
Si queremos seguir adelante como país, nadie puede estar por encima de la ley. Esta es una prueba decisiva de la fortaleza de las instituciones de la Patria.
Este es un gobierno fuerte, sabremos resistir, pero es un error pensar que se trata de nombres o personas. El problema de fondo es el poder perdido por los grupos de siempre, así usen poncho o corbata ejecutiva.
El dilema es  volver al viejo país del poder de veto, o seguir gobernando en función del bien común, siempre con la opción preferencial por los más pobres


Artículo publicado en El Telégrafo, 29 agosto 2015 

lunes, 3 de agosto de 2015

Aniversario 55 de la FMC: Haydée Santamaría, ejemplo de la mujer cubana




Por: Argentina Jiménez 
La felicidad se halla en el secreto de ser útil, solía afirmar Haydée Santamaría Cuadrado, protagonista de la última etapa de lucha por la independencia en Cuba, y de un hecho excepcional que devino inicio de la fase final en ese combate, el asalto al Moncada, quien figura por derecho ganado con trabajo revolucionario, dolor y sufrimiento infinitos, en la lista de mujeres heroicas de Cuba.
Útil fue su servicio a la causa desde que con el golpe de Estado de Fulgencio Batista, el 10 de marzo de 1952,  percibió que “lo más importante era no admitir aquello que se nos había impuesto” y abrazó las ideas martianas, junto con su amado y entrañable hermano Abel, con quien compartió inquietudes y quehacer político.  La influencia causada en ella por Fidel Castro Ruz fue tal, que desde el momento de conocerlo le profesó una confianza ilimitada y comprendió que con él “todo empezó a hacerse posible”.
Acudió al asalto del Moncada el 26 de julio de 1953 como “enfermera” en el grupo que designaron para apoyar el ataque desde el hospital Saturnino Lora, bajo la dirección de Abel.

Al fracasar la acción, fue detenida y cumplió prisión. Cuando salió continuó la lucha en la clandestinidad. Una de las tareas desarrolladas fue tomar parte en la divulgación del alegato de Fidel cuando el juicio a él celebrado  por los hechos del Moncada, conocido como La historia me absolverá.
En un relato aparecido en la revista Bohemia en julio de 1962, diría: “Fui al Moncada con las personas que más amaba. Allí estaban Abel, Boris (Luis Santa Coloma), su novio; Melba (Hernández), la otra mujer participante de los hechos, y estaba Fidel…” Y agregó que pensaba: “en Fidel que tenía que estar vivo para hacer la revolución”.
Integró la dirección del Movimiento 26 de Julio, al efectuarse su reunión constitutiva, a la salida de los moncadistas de la cárcel, en 1955, y sobresalió como  combatiente clandestina y guerrillera en la Sierra Maestra.
 Su expresión de que ser comunista significa tener una actitud ante la vida, lo demostró con creces, y por méritos suficientes fue elegida miembro del primer Comité del Central del Partido Comunista de Cuba.   De un valor inmenso, combativa, desestimaba hablar de sí misma, pero gustaba del debate y la polémica. 
Amante de la naturaleza, del sol y las palmas de su país,  fue tan profundo el impacto causado en ella por la desaparición del Che, que en una carta que le escribiera después de asesinado, pone de manifiesto su exquisita sensibilidad y calidad humana: “Cómo decirte que nunca había llorado tanto desde la noche en que mataron a Frank (País), y eso que esta vez no lo creía”.
 Yeyé, como la llamaban sus allegados, permanece en  la memoria de los cubanos como ejemplo de la tradición de lucha de la mujer cubana. En el aniversario 55 de la Federación de Mujeres Cubanas -23 de agosto- recordarla es rendirle merecido homenaje.
                                    




viernes, 24 de julio de 2015

Aniversario 62 del Moncada. Raúl Gómez García escribió su poema mayor el 26 de julio de 1953



 

  



Por: Argentina Jiménez

 Raúl Gómez García, el poeta de la Generación del Centenario,  *, desde pequeño sobresale por  su patriotismo y  amor ilimitado  a José Martí, Héroe Nacional de Cuba, de quien es un ferviente lector y profundiza en su obra. A  los doce años compuso sus primeros versos y a los 24 ya había escrito hermosas páginas.
    Nació La Habana, en la calle Tamarindo, número 65, municipio de Diez de Octubre, el 14 de diciembre de 1928. A los ocho años de edad queda huérfano de padre; de su madre Virginia recibe la ternura necesaria y el consejo oportuno. Ella cuenta que de  niño le gustaban los animales y el deporte.
     Primero practicó pelota y después voleibol, baloncesto, natación y remos. Transcurre 1943.  Raúl, aficionado a las letras, dedica tiempo a escribir; denuncia en sus artículos en varios periódicos las injusticias, privilegios y atropellos del régimen imperante. Con su prosa fustiga  la ineptitud y corrupción del gobierno de turno. Su combatividad y talento  de literato los pone al servicio de las causas nobles. 
     En 1947 llega al Instituto de Segunda Enseñanza de la Víbora con un expediente académico notable y concluye allí el bachillerato. Lleno de inquietudes sociales, ingresa en el Partido del Pueblo Cubano –Ortodoxo-. En ese tiempo trabaja  como maestro sustituto en el Colegio Baldor y abandona la carrera de Derecho que había matriculado para estudiar Pedagogía, pues descubre su verdadera vocación en el magisterio.
     Cuando Fulgencio Batista da el golpe de Estado el 10 de marzo de 1952, Raúl redacta el histórico trabajo ¿Revolución sin juventud?, documento demoledor e implacable contra quien  pretendía llamar revolución a la asonada castrense. Sus ideas lo identifican con los jóvenes que en la clandestinidad organizaban el asalto al cuartel Moncada, de la cual el fue uno de sus más preclaros exponentes. Participa en el movimiento revolucionario en la labor de propaganda clandestina en los periódicos Son los mismos y  El acusador.
     Era un joven que sabía lo que quería y hacia ello dirigió su quehacer. Días antes de partir para Santiago de Cuba (capital del oriente del país) redacta el Manifiesto del Moncada a la nación, que lee Fidel Castro, jefe de esa acción, en la granjita Siboney, lugar desde donde partieron para la acción del 26 de julio de 1953. También, para la  cita decisiva escribió la inmortal poesía Ya estamos en combate, la cual recita la histórica madrugada antes de partir para el histórico suceso, que concluye de la manera siguiente:
   “Por nuestro honor de hombres ya estamos en combate./ Pongamos en ridículo la actitud egoísta del tirano./ Luchemos hoy o nunca por una Cuba sin esclavos/. Sintamos en lo hondo la sed enfurecida de la patria./ Pongamos en la cima del Turquino la estrella solitaria.”
    Revolucionario y poeta, Raúl Gómez García ofreció su poema mayor en el Moncada: la vida; eso resume la verdadera esencia de este joven que vio la luz en la capital cubana, cuna de la epopeya del Moncada, y murió en la cuna de la Revolución, como llaman a Santiago de Cuba, Ciudad Héroe de la República de Cuba, para vivir eternamente en el corazón de su pueblo.

  *Se llamó así a los jóvenes revolucionarios asaltantes al Moncada porque esa acción tuvo lugar en el año del centenario del nacimiento del Apóstol José Martí.








lunes, 20 de julio de 2015

Aniversario 62 del Moncada:: Abel Santamaría Cuadrado .





Quienes lo conocieron, recuerdan a Abel como un niño común, pero dotado de una gran sensibilidad. Respetuoso, atento, estudioso; sus ojos escrutaban el mundo que lo rodeaba, y se formaba un concepto. Un rasgo que lo distinguiría era su honradez a toda prueba. Abel no miente, no engaña, y sobresale entre sus amigos por su tenacidad.
 Había nacido el 20 de octubre de 1927, en Encrucijada, antigua provincia de Las Villas, hoy Villa Clara. Es el hijo menor de una familia formada por Benigno y Joaquina, quienes inculcan a sus hijos principios morales elevados. Él -que cuentan usaba espejuelos-  y la hermana mayor estarán unidos en las ideas y sentimientos. Por eso, cuando viaja a La Habana en busca de mayores posibilidades y trabajos, se hace acompañar al poco tiempo por Haydée, Yeyé, como cariñosamente le decía. Juntos viven en un pequeño apartamento del Vedado, sito en 25 y O; allí le sorprende el artero golpe militar del 10 de marzo de 1952.
   Por entonces, Abel ya milita en la Juventud del Partido Ortodoxo. Al conocer de la infausta noticia, se traslada a las oficinas del Partido, en Prado 109. De allí va a Palacio, y después a la Universidad. Es de los jóvenes cubanos que al anochecer bajaron desalentados la escalinata, al comprobar que las armas ofrecidas por el presidente derrocado –Carlos Prío Socarrás- era una farsa.
En carta en que conmina al Partido a que actúe en consecuencia con el ejemplo que nos legaron quienes iniciaron nuestra gesta independentista, le expresa: Una revolución no se hace en un día pero se comienza en un segundo.
Con Jesús Montané, Raúl Gómez García; Martínez Tinguao, Haydée, EIda Pérez y Melba Hernández, constituye un núcleo que decide actuar. Surge así, Son los mismos, una publicación mimeografiada en la que inician el combate contra el régimen.
 El primero de mayo de 1952, ante la tumba del obrero ortodoxo Carlos Rodríguez, en el cementerio de Colón, en La Habana, conoce al joven abogado Fidel Castro Ruz. Se inicia entre ellos una indestructible amistad, sellada por una identificación total sobre la única manera de derrocar a la dictadura y construir una nueva sociedad: la lucha armada.
 Para el joven Abel, soltero, de tez blanca, de origen social obrero, estudiante de tercer año de bachillerato y trabajador de la agencia de automóviles Pontiac, se inicia una intensa actividad patriótica que lo convertirá en el segundo jefe de la revolución y en el alma del nuevo movimiento revolucionario. Recluta compañeros, hace prácticas de tiro, atiende la compra de armas y de otros pertrechos necesarios para el asalto. Viaja a Santiago de Cuba, y alquila y dirige el enmascaramiento de la granjita Siboney, finquita que servirá de cuartel general para concentrar a los futuros asaltantes y partir hacia el Moncada. Allí se ocupa de todo, espera, y el 25 de julio de 1953, dirige personalmente junto a Renato Guitart, el único santiaguero del grupo, el traslado y la atención de los combatientes seleccionados para participar en las acciones del 26 de julio en Santiago de Cuba.
 Cuando por fin llega la hora de salir, viste su uniforme. Acata disciplinadamente la decisión de Fidel de que él dirigirá la toma del Hospital Civil Saturnino Lora. Allí combatirá hasta la última bala, con generosidad e hidalguía. Su gran preocupación es que Fidel pueda retirarse con vida, porque eso garantizaría la continuidad de la Revolución.
 Cuando se ha agotado el parque y se imposibilita la retirada, consuela a su hermana y a Melba, les infunde confianza, y las conmina a mantener una postura digna. Por ello, cuando Haydée le reclama una orden, le dice: “Sí, hay que dar una orden: hay que saber morir, y aquí, el que sepa morir, va a vivir".
 Luego de su captura por las hordas sedientas de sangre del ejército batistiano, resultó torturado salvajemente y finalmente asesinado en el propio cuartel Moncada donde había sido trasladado vivo y sin heridas en calidad de prisionero. Aquel día, Abel se encontraba a solo 86 días de cumplir los 26 años de edad, aniversario que sus verdugos le impidieron celebrar.

sábado, 18 de julio de 2015

Aniversario 62 del Moncada. Jovellar 107: símbolo de la rebeldía nacional




 Por: Argentina Jiménez  
Reinaba el silencio en el edificio. Nuevo. Aún no llegaba a la década de construido ni Fulgencio Batista llevaba un año en la silla presidencial usurpada el 10 de marzo de 1952.
Una noche, al abrir la puerta de su apartamento, el D del tercer piso, Melba Hernández quedó sorprendida. Había más de cien jóvenes en su interior, pero podía escucharse el vuelo de una mosca. Habían acudido allí ante un llamado de Fidel Castro no solo los de La Habana, sino también de Pinar del Río y Matanzas.
   Esa noche marcó un hito importante en la historia el lugar del encuentro: Jovellar 107 en el municipio habanero de Centro Habana. Buena parte de quienes se encontraban en el lugar recorrerían un camino empezado a desbrozar por Martí, en silencio, como disciplinadamente los encontró Melba, y serían conocidos no mucho después como la Generación del Centenario. Corrían los finales de 1952 y ya conspiraban en esa vivienda, la cual desempeñó un papel de primer orden antes y después del 26 de julio de 1953.
   Todo empezó un día de mayo del 52 cuando Melba se vincula al movimiento liderado por Fidel tras escucharlo hablar de sus planes revolucionarios en el apartamento de Abel y Haydée Santamaría, en 25 y O. Sus padres, Manuel           Hernández y Elena Rodríguez del Rey, la secundaron en sus ideas y pusieron su hogar a disposición de Fidel y los muchachos procedentes de lo más radical de la juventud ortodoxa que lo seguían en sus concepciones y vía para alcanzar la libertad de Cuba: la lucha armada.
   El lugar fue sede de reuniones, entrevistas, trabajos organizativos… En él  prepararon parte de las antorchas que alumbrarían la marcha por el centenario del natalicio del Apóstol el 28 de enero de enero de 1953.
   Más adelante le confiaron a Elena la responsabilidad de recibir las armas, balas, etc. que le llevarían a su casa y la de confeccionar las corbatas y uniformes militares de caqui amarillo que vestirían los jóvenes involucrados en una acción que ninguno de ellos sabía qué era y dónde sería En la hechura de la vestimenta la ayudaron otras compañeras con los mismos motivos de  acabar con la tiranía.      
  Allí acudían asiduamente jóvenes de varios municipios de la entonces Habana Campo, además de los de Habana Ciudad –la capital-, que en inmensa mayoría cayeron en el Moncada o en el cuartel Carlos Manuel de Céspedes, asesinados; después de Alegría de Pío- el bautismo de fuego de los expedicionarios del yate Granma-, en combate en la Sierra Maestra o asesinados por la dictadura en la lucha en el llano.
   Días antes del 26  de julio del 53 en una de las habitaciones de Jovellar 107, Pedro Miret  limpió y engrasó las armas que utilizarían en el asalto; de allí salieron con las maletas llenas de armas para la granjita Siboney Haydée el día 22 y Melba el 23 de ese mes; así como los uniformes y gorras, la enseña nacional y un paquete de banderas del 4 de septiembre*, que utilizarían para facilitar la sorpresa en la acción.
   También lo hicieron Fidel y Ernesto Tizol en la madrugada del 24 después de dar instrucciones y dinero a los jefes de grupo que desde ese sitio o de otros de la capital se dirigieron a la cita con la Patria.
  Tras conocerse la noticia de los hechos del Moncada comenzaron en el apartamento D de Jovellar 107 los registros de la policía, el Buró de Investigaciones y el Servicio de Inteligencia Militar. Nada encontraron que pudiera delatar lo sucedido allí.
SEGUNDA TEMPORADA
El 20 de febrero de 1954 Haydée y Melba salen de la prisión. Desde el presidio en Isla de Pinos Fidel les da la encomienda de reagrupar las fuerzas que se prepararon para las acciones del 26 de Julio del 53 y no pudieron participar por falta de armas, además de incrementarlas, y de dedicar los esfuerzos a la divulgación de los hechos del Moncada, a los motivos que condujeron a ellos y al pensamiento de los jóvenes de la Generación del Centenario.
  Y como aspecto esencial en la propaganda, la edición de su alegato en el juicio de la Causa 37 conocido como La historia me absolverá. Entonces  Haydée estableció en Jovellar 107 la dirección provisional del Movimiento 26 de Julio. No resultó fácil y sí titánica la tarea de recoger el dinero para costear la impresión del documento, en cuya transcripción y mecanografía desempeñaron un rol particular Melba y su padre.
  Lo orientado dio lugar a visitas y reuniones cada vez más frecuentes de miembros del Movimiento; al mismo tiempo, de los registros policíacos. Al salir liberados los moncadistas, Fidel tomó el apartamento como centro de sus actividades y al irse para México  en julio de 1955 siguió siendo la sede del M-26-7 -nombre ya adoptado oficialmente- y lo siguió siendo cuando Melba partió hacia ese país en octubre del mismo año.
Era el lugar para recibir la recaudación de dinero destinado a los preparativos del Granma y de otras misiones relacionadas con el desembarco. A finales de julio de 1956 se hizo insostenible la situación allí por los constantes registros de los cuerpos represivos y porque peligraba la vida de muchos combatientes, entre ellos la de Haydée.
 Desde otra casa en La Habana continuaron los padres de Melba en función de cuanto pudiera ayudar a los planes de Fidel de cumplir su promesa de Ser libres o mártires ese año, pero Jovellar 107 permanece como un símbolo de la rebeldía nacional.