lunes, 3 de agosto de 2015

Aniversario 55 de la FMC: Haydée Santamaría, ejemplo de la mujer cubana




Por: Argentina Jiménez 
La felicidad se halla en el secreto de ser útil, solía afirmar Haydée Santamaría Cuadrado, protagonista de la última etapa de lucha por la independencia en Cuba, y de un hecho excepcional que devino inicio de la fase final en ese combate, el asalto al Moncada, quien figura por derecho ganado con trabajo revolucionario, dolor y sufrimiento infinitos, en la lista de mujeres heroicas de Cuba.
Útil fue su servicio a la causa desde que con el golpe de Estado de Fulgencio Batista, el 10 de marzo de 1952,  percibió que “lo más importante era no admitir aquello que se nos había impuesto” y abrazó las ideas martianas, junto con su amado y entrañable hermano Abel, con quien compartió inquietudes y quehacer político.  La influencia causada en ella por Fidel Castro Ruz fue tal, que desde el momento de conocerlo le profesó una confianza ilimitada y comprendió que con él “todo empezó a hacerse posible”.
Acudió al asalto del Moncada el 26 de julio de 1953 como “enfermera” en el grupo que designaron para apoyar el ataque desde el hospital Saturnino Lora, bajo la dirección de Abel.

Al fracasar la acción, fue detenida y cumplió prisión. Cuando salió continuó la lucha en la clandestinidad. Una de las tareas desarrolladas fue tomar parte en la divulgación del alegato de Fidel cuando el juicio a él celebrado  por los hechos del Moncada, conocido como La historia me absolverá.
En un relato aparecido en la revista Bohemia en julio de 1962, diría: “Fui al Moncada con las personas que más amaba. Allí estaban Abel, Boris (Luis Santa Coloma), su novio; Melba (Hernández), la otra mujer participante de los hechos, y estaba Fidel…” Y agregó que pensaba: “en Fidel que tenía que estar vivo para hacer la revolución”.
Integró la dirección del Movimiento 26 de Julio, al efectuarse su reunión constitutiva, a la salida de los moncadistas de la cárcel, en 1955, y sobresalió como  combatiente clandestina y guerrillera en la Sierra Maestra.
 Su expresión de que ser comunista significa tener una actitud ante la vida, lo demostró con creces, y por méritos suficientes fue elegida miembro del primer Comité del Central del Partido Comunista de Cuba.   De un valor inmenso, combativa, desestimaba hablar de sí misma, pero gustaba del debate y la polémica. 
Amante de la naturaleza, del sol y las palmas de su país,  fue tan profundo el impacto causado en ella por la desaparición del Che, que en una carta que le escribiera después de asesinado, pone de manifiesto su exquisita sensibilidad y calidad humana: “Cómo decirte que nunca había llorado tanto desde la noche en que mataron a Frank (País), y eso que esta vez no lo creía”.
 Yeyé, como la llamaban sus allegados, permanece en  la memoria de los cubanos como ejemplo de la tradición de lucha de la mujer cubana. En el aniversario 55 de la Federación de Mujeres Cubanas -23 de agosto- recordarla es rendirle merecido homenaje.