viernes, 30 de noviembre de 2012

Fusilamiento de los ocho estudiantes de Medicina






Sumario. Los colonialistas españoles condenaron injustamente a ocho jóvenes estudiantes de Medicina por  un hecho que no cometieron y  el 27 de noviembre de 1871 los fusilaron. Los cubanos conmemoran esa fecha, porque en la Isla no se olvida a los mártires.

Por Argentina Jiménez

Corría el año 1871. Cuba sufría bajo la bota del colonialismo español, régimen que en esos momentos afrontaba una situación adversa. Los mambises –cubanos que luchaban por la independencia de su patria de la metrópoli-   golpeaban duramente a las tropas de su ejército. Las fuerzas del Ejército Libertador vivían un período de recuperación en el orden militar.
.En tal contexto histórico y ante la imposibilidad de asestar un golpe demoledor a los mambises, los colonialistas en su impotencia, asesinaban a los prisioneros insurrectos, sin respetar las leyes de la guerra.
 El cuerpo de voluntarios (estaba  integrado por españoles radicados en la Isla y constituían una fuerza significativa, que  cooperaba con el Ejército Español para destruir cualquier movimiento insurreccional, ya fuera anexionista o independentista) con sus actos de  violencia sembraron el terror impunemente en acontecimientos como el saqueo del Palacio Aldama, los sucesos del Teatro Villanueva, el Café "El Louvre" y el fusilamiento de los ocho estudiantes de Medicina el 27 de noviembre de 1871, expresión de represalia de la metrópoli contra los independentistas cubanos, con la connivencia de las autoridades colonialistas de mayor rango.
Se imponía la violencia. Desde entonces –y desde mucho antes-, como actualmente en diferentes países, capitaneaba la injusticia contra los pueblos combatientes por su emancipación. Reinaba y reina todavía, contra la cual luchan los pueblos, por mejoras en la educación, empleo, porque desaparezca la discriminación,  y por tantos otros flagelos que imponen los regímenes capitalistas.
El crimen contra los ocho estudiantes de Medicina fue una venganza, como la que lleva a cabo Estados Unidos contra los Cinco Héroes antiterroristas cubanos injustamente presos en cárceles de esa nación.
 Ellos eran jóvenes alegres  de entre 16 y 21 años, del primer año de esa carrera, a quienes segaron la vida por la falsa acusación de haber profanado la tumba del periodista español Don Gonzalo Castañón.
El juicio fue amañado, como el de Los Cinco, y después de ser fusilados, sus cadáveres los arrojaron en una fosa, sin la presencia de familiares, y sus partidas de defunción no se registraron en ninguna iglesia, como era la costumbre, hasta dos meses después, que  las asentaron en los libros del cementerio Colón. A 11 de los otros compañeros de curso involucrados en la causa, los condenaron a seis años de prisión, 20 recibieron condenas de cuatro años y cuatro, de seis meses de reclusión.
Entre los condenados estaba Fermín Valdés Domínguez, amigo entrañable de José Martí, Héroe Nacional de Cuba, quien en sentidos versos dejó para la posteridad su sentir por ese crimen: Cadáveres amados los que un día/ Ensueños fuisteis de la patria mía,/ Arrojad, arrojad sobre mi frente/ Polvo de vuestros huesos carcomidos! / ¡Tocad mi corazón con vuestras manos! ¡Gemid a mis oídos! / ¡Cada uno ha de ser de mis gemidos/ Lágrimas de uno más de los tiranos!”.
Los nombres de los ocho estudiantes quedaron en la historia: Eladio González, Carlos de la Torre, José de Marcos Medina, Pascual Rodríguez, Anacleto Bermúdez, Alonso Álvarez de la Campa, Ángel Laborde y Carlos Verdugo.
El 27 de noviembre es una fecha de gran significación histórica en el país caribeño. Ese día, cada año,  es de conmemoración; durante la República mediatizada y después del triunfo del Primero de Enero de 1959.
Los estudiantes universitarios, con mayor presencia de los de Medicina, y los de la Enseñanza Media, así como el pueblo en general, parten cada año, ese día,  desde la escalinata de la Universidad de La Habana, en el Vedado, hasta la Explanada de la Punta, próxima al Malecón, en la parte antigua de La Habana, a llevarles flores hasta el mausoleo que allí los recuerda, a rendirles homenaje, aunque el mejor homenaje que les tributan “es el diario cumplimiento del deber” -frase de Ernesto Che Guevara-, en los estudios y en las tareas que.de ellos demanda la Revolución Cubana. 

















                                                                  Mausoleo a los ocho estudiantes