jueves, 14 de febrero de 2013
jueves, 7 de febrero de 2013
Gerardo Abreu –Fontán- una vida ejemplar
Vistas de la peregrinación y acto en homenaje a Fontán, ante el panteón que guarda sus restos en el Cementerio Colón,con motivo del aniversario 55 de su desaparición física.
Texto
y fotos Argentina Jiménez
Mucho
se ha escrito en la prensa sobre Gerardo Abreu –Fontán, su seudónimo-. En
tantas líneas grabadas para que perdure su memoria está presente parte de la historia de las luchas más recientes en
La Habana, antes
de 1959.
Han transcurrido cincuenta y cinco años de su
ausencia definitiva y no se olvida su
azarosa vida de niño y adolescente pobre y negro, su juventud salpicada de
matices, su amor a la familia, su afición a la cultura, los últimos años de
existencia…
La
hermana Magali nos lo acerca ahora un poco más. Unidos ambos por un cariño
especial. Para ella representó la figura paterna, por ser el mayor de los cinco
hermanos, y él en ella confiaba
plenamente. A ella acudió en varias ocasiones, estando ya bastante “quemado”, y
la hizo partícipe de tareas que requerían enmascaramiento.
La Habana
Había
nacido en Santa Clara. Con 15 años una familia amiga lo trae para la capital.
En su imprenta lo colocan de aprendiz
por unos pesos y pasado unos años se independiza. Otro golpe fuerte de
la realidad: para poder alquilar un cuarto tiene el padrino –blanco- que
hacerlo por él. A los negros no les alquilaban. Así sucedía en aquella sociedad
racista. Busca otras opciones con que ganarse la vida. Para subsistir y ayudar
a la madre y hermanos realiza todo tipo de tareas. Después de la imprenta,
locutor en carros altoparlantes,
trabajos domésticos…
“Mostraba
interés por la lectura. Leía mucho a José Martí. Sabía hablar de todo, era muy
preocupado por la situación del país, que la vivió en carne propia desde niño:
tuvo que dejar la escuela –en cuarto grado- para ayudar a sostener a la madre y
hermanos, Adquirió cultura de manera autodidáctica.”
Gerardo Marín
“Tenía
madera de artista, considera Magali.
Además ese era su medio de subsistencia. Era un declamador innato. Gerardo
Marín era su nombre artístico. Lo presentaban como el alma del verso
negro. Primero se ponía un traje de esos
de mangas tipo guaracheros y después uno de
gala, de cuello de raso. Fue poco lo que pudo usar este último. Actuó en
emisoras de radio y en el cabaret Montecasino. Era de un carácter muy activo,
gustaba de hacer cuentos, bailar… Él quería ser alguien en lo cultural.”
Fontán
En
la capital se vincula a la Juventud Ortodoxa.
Conoce a Antonio –Ñico- López. Ese sería el inicio de una vida dedicada a
forjar la libertad de su patria oprimida
y lacerada por tantos males impuestos por gobernantes corruptos
sometidos al imperialismo yanqui.
Cuando
el Movimiento Revolucionario 26 de Julio decide crear las Brigadas Juveniles (BJ)en
barrios y centros
educacionales
para dar a conocer su existencia, a través de propaganda, la lucha política y
otras misiones, Ñico designa a Gerardo jefe de la organizada en La Punta, la primera en constituirse,
y al partir para México, lo deja como responsable de las BJ en La Habana.
“Era
un muchacho con muchas aspiraciones personales, serio, gran organizador y
exigente, que con su carisma y valentía llegaba con mucha facilidad a la
gente”, expresó en una ocasión Humberto Torres -Fonseca-, su homólogo en las
Brigadas, de la denominada en aquella época La Habana Campo.
Entre
las tareas de propaganda de esos grupos se incluyeron la divulgación de La historia me absolverá –autodefensa
de Fidel Castro en el juicio por los sucesos del asalto al cuartel Moncada- y los Manifiestos 1 y 2 del MR-26-7,
la pintura de letreros con estas siglas en las paredes y otras consignas
revolucionarias…
En
la medida que se incrementa la represión aumenta de tono la labor de la Brigadas para fustigar a
la tiranía: Fontán organiza grupos de
acción armada para enfrentar a las fuerzas policiales. Enorme fue
entonces su quehacer. Se hizo presencia familiar en cada rincón de la ciudad.
Deviene uno de los luchadores clandestinos más buscados por la policía de la tiranía
batistiana. Tenía que cambiar constantemente de paradero. “Tan grande era la
persecución sobre él que lo mandaron a buscar de la Sierra; nosotros conocíamos
su situación. Casi no lo veíamos, pero siempre había comunicación”.
“El
24 de diciembre de 1957, ya vivíamos en Buenavista, ve al padrastro en una
guagua y le pregunta por la familia. Él le dice que la vieja –la abuela- está
enferma, grave. Ese día se aparece de pronto. Había brincado por el muro que
había detrás de la casa, por eso nadie se percató de su llegada. Fue la última
vez que lo vimos con vida. Nunca más tuvimos nochebuena.”
En una de sus interminables recorridos por la
capital, el 6 de febrero de 1958, sube a un ómnibus en la calle Infanta, donde
viajaba un agente que lo conocía de cuando estuvo preso y lo habían fichado en
el Buró de Investigaciones; al verlo se baja y sale corriendo a todo lo que
puede, pero es interceptado por una perseguidora, detenido, salvajemente
torturado en la Novena Estación
de Policía y arrojado su cuerpo sin vida cerca del Palacio de Justicia –hoy
Palacio de la
Revolución. Sería lacerante contar los horrores sufridos por
el valioso joven de 26 años de edad, nacido el 21 de septiembre de 1931.
El
entierro
“El
7, hacía unos cuantos días que no se sabía de él. Mama, como llamábamos a mamá, pone la emisora Radio Reloj, como
hacía habitualmente, y escucha la noticia. Va al Necrocomio y lo identifica.
Permiten a la familia velarlo toda la noche. A eso de las cinco de la mañana empieza
el despliegue de fuerzas policiales, aunque vestidos de civil estuvieron todo
el tiempo allí. Los de la funeraria y agentes de civiles se llevan el cadáver
para hacerle la autopsia. Prometen devolverlo alrededor de las once. El
entierro sería a las tres.
“Nos
fuimos hasta la casa a asearnos para volver luego a la funeraria. Estando allí escuchamos
por radio que le estaban dando sepultura en esos momentos. Nos volvimos como
locas. Acudimos a un vecino que tenía carro y nos llevó para el cementerio. Montones
de policías allí no nos dejaban pasar. Somos los familiares, dijimos, pero ellos que no y nosotros que sí. En eso venía
de regreso un grupo de policías y con ellos el padrastro. Entonces nos dejaron
pasar.
“A él se le había ocurrido ir por la mañana
para el cementerio y se encontró entre los policías que estaban en la puerta
para no dejar pasar a nadie, a uno que lo conocía de la infancia y le permitió
entrar. Fue el único familiar presente cuando lo sepultaron, y marcó la tumba. Fuimos
hasta allí, removimos la tierra y sobre ella extendimos el uniforme verde olivo
que llevaba debajo de la saya de paradera, volvimos a echar la tierra encima,
colocamos un palo y le pusimos un brazalete del MR-26-7.
“A las
tres de la tarde salimos con mi padrastro a recoger un cojín de flores y al
regresar en la tumba ya había una cruz de madera con una inscripción: Gerardo, tus compañeros de lucha cumpliremos
tus ideas. Posteriormente se le hizo un murito y fundió una plaquita con la
misma dedicatoria.”
De
mirada limpia y firme. Así debe de haberla fijado Fontán en sus torturadores
cuando quisieron sacarle los nombres de
tantos combatientes perseguidos, y harto conocidos por él, como gritándoles
aquella frase martiana de que la muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien
la obra de la vida.
viernes, 1 de febrero de 2013
EL TABACO DE LA CONTROVERSIA
Argentina
Jiménez Rodríguez
Lo
vi por primera vez cuando la filial de la Sociedad Cultural
José Martí, en la entonces provincia de Ciudad de La Habana, le entregó el
símbolo de esa entidad: una réplica del tabaco dentro del cual llegó a Cuba la Orden de Alzamiento para la
guerra necesaria.
Entonces, su presidente, Carlos Manuel
Marchante, me dijo que Duque de Estrada tenía una información muy interesante
sobre ese acontecimiento. Lo abordé, pero quiso dejar la entrevista para más
adelante; la segunda vez de nuevo me batió la pelota y a la tercera fue la
vencida.
AL
FIN FRENTE A FRENTE
Millones y millones de tabacos tampeños salen de
nuestra ciudad como “Embajador de buena voluntad” (…). Pero el más famoso tabaco
jamás “torcido” en Tampa alcanzó la gloria, no como un Prince, un King o un
Queen, sino como un Guerrero que fuera la explosiva chispa que prendiera la
llama de la
Revolución Cubana en 1895.
Así inicia un
extenso artículo Tony Pizzo, ex alcalde de Ibor City, Florida, Estados Unidos,
aparecido en el periódico El Mundo, el
31 de julio de 1955. En él expone con lujo de detalles la historia del habano
dentro del cual llegó a Cuba la Orden de alzamiento para la guerra necesaria,
cómo y donde se hizo, los pormenores de su traslado y de quien tuvo la misión
de traerlo y entregarlo a Juan Gualberto Gómez..
Esa
es una de las variadas pruebas documentales que Miguel Ángel Duque de Estrada
Ramos aporta como anexo en un libro al cual da los toques finales .
Duque
de Estrada proviene de una familia de protagonistas de hechos importantes de la Guerra de 1895. Creció escuchando historias de mambises. Retratos, recuerdos de la familia y
una educación patriótica, reafirmaron su sentido de identidad y de pertenencia
El
abuelo paterno, Miguel Ángel
Duque de Estrada y Mc. Curdy, fue teniente
coronel del Ejército Libertador, uno de los ayudantes del general José Lacret
Morlot, con quien combatió en la importante batalla de Hato de Jicarita, Matanzas,
del 3 al 6 de julio de 1896, llevó correspondencia de este a Máximo Gómez,
participó como parte de la tropa de
Calixto García en varias acciones, entre ellas la de la toma de Las Tunas. Sin
embargo, antes de inscribir lo anterior en
su hoja de servicios a la Patria, tuvo el privilegio de que le asignaran la importante misión de traer y
entregar a Juan Gualberto Gómez el tabaco de referencia.
Sobre
las razones que corroboran su tesis de que esto último es la verdad histórica
-sobre
la cual basa su obra-, nos habló
fluidamente Duque de Estrada, el único descendiente vivo de esa familia, estudioso
de la Historia
de Cuba y dueño de una valiosa biblioteca personal, quien dedica mucho tiempo a
la investigación histórica.
¿Qué
idea le provocó realizar este trabajo?
-Desde que yo era muy pequeño, mi padre y mi abuela me decían, ante un
retrato de él colgado en la sala de la casa: ‘Mira, ese es tu abuelito, él
peleo en la Guerra de Independencia, y siempre agregaban, él trajo la Orden de
alzamiento de Martí para el inicio de la guerra, dentro de un tabaco’. No lo
conocí, él murió en 1928 y yo nací en 1932. Ya mayorcito, mi padre me enseñaba
recortes de periódicos y revistas –figuran como anexos en su libro- que
efectivamente confirmaban lo que reiteradamente me habían dicho.
“Prácticamente
desde mi nacimiento mis padres me llevaban
a casa de tía Julia, hermana de mi abuelo y viuda de Enrique Collazo,
que estaba llena de retratos y recuerdos de la familia. Yo aprovechaba la
oportunidad para hacerle preguntas acerca de la guerra, de su esposo, de mi
abuelo, de su vida en la emigración en Tampa y de muchas cosas más. Ella comentaba
sobre lo antes expuesto y de cómo llegó a Cuba la Orden de alzamiento.
“Siendo
niño conocí, igualmente, al Comandante
del Ejército Libertador Miguel Ángel Ruiz, compañero de mi abuelo en la primera
expedición del vapor Three Friends, la cual, organizada por Enrique Collazo,
desembarcó por Cárdenas el 17 de marzo de 1896. Ruiz murió alrededor de 1952,
tendría entonces poco más de 70 años, y yo 20. Me encantaba hablar con esa persona tan distinguida, que había mantenido
la amistad con mi abuelo hasta su fallecimiento. Él me contaba anécdotas de la
guerra, me hablaba muy bien de la conducta de mi abuelo y también aseveraba lo planteado ya sobre dicha
Orden.”
El detonante
“En 1993 compré el libro El partido Revolucionario Cubano en la Isla, de Ibrahim Hidalgo
Díaz, obra investigativa acuciosa y de gran alcance, y leí, en la página 163:
‘En los primeros días de febrero, Juan de Dios Barrios, tabaquero de Cayo
Hueso, y activo militante del PRC, pone en manos de Juan Gualberto Gómez las
reproducciones manuscritas de la Orden de alzamiento…’ Además de la información
familiar, yo tenía en mi poder la aparecida en la prensa en las primeras décadas
del siglo XX, que consideraba muy sólida, donde se demostraba lo contrario.
Dije, bueno, hay una nueva versión sustentada por este destacado especialista,
vamos a estudiar los fundamentos en que él se basa para llegar a tales conclusiones.
“El
hecho de encontrarme esta, para mí nueva versión, me sorprendió, pero es normal
que sobre cualquier hecho histórico haya más de una versión y eso no es malo,
al contrario, permite disponer de más elementos para llegar a una conclusión
que nos aproxime a la verdad histórica. Hasta ese momento, solo una vez había
leído un artículo en la revista Verde Olivo, de fecha 28 de febrero de
1971, en el que le acreditaban a Juan de Dios Barrios el haber traído la Orden de alzamiento en un
tabaco que puso en manos de Juan Gualberto Gómez, hecho al que no le di
importancia.
“Un
tiempo después ocurrió un hecho que sí me
preocupó, fue encontrar en la Cronología Martiana del tercer tomo de las Obras
Escogidas de José Martí, de la Editorial Ciencias Sociales, edición de 1992, en
la página 630, al final del párrafo que comienza con Enero 29, una afirmación, entre paréntesis, que no es
de José Martí y que responde a la tesis de su autor, Ibrahim Hidalgo Paz.
“Opino
que esa afirmación ha sido insertada
indebidamente en las O.E. de José Martí,
y esto, de hecho, consagra su tesis, al ser acogida en las
obras que selecciona y presenta
el Centro de Estudios Martianos , la institución más autorizada dentro y fuera
de Cuba para velar por la pureza del pensamiento martiano y su divulgación.
“Él
no se refiere en ningún momento a la
existencia de otra versión –ampliamente divulgada desde los inicios del siglo pasado-,
la cual prevaleció cuando estaban vivos la mayoría de los patriotas
participantes de la guerra del 95, entre ellos quienes tuvieron que ver con
todo lo relacionado con la Orden
de alzamiento.
“Tratando
de leer cuanta información me pudiera dar elementos a favor o en contra, tanto
de la versión que sostengo como de la sustentada por Hibrahim Hidalgo, detecté
que sobre dicha Orden y la existencia de otros ejemplares, adicionales al
recibido por Juan Gualberto Gómez, solo una cosa está plenamente confirmada,
que el delegado de Martí para la
preparación de la guerra en la Isla, la recibió. Del desarrollo de la reunión cuando
se firmó la Orden y de la existencia de otros ejemplares solo se sabe, en
concreto, lo que dijo el general Enrique Collazo.”
¿Aspectos que aborda en su libro y cómo
está estructurado?
-Contempla
tres temas relacionados con la Orden de alzamiento que dio lugar al inicio de
la Guerra de Independencia, los cuales se fueron incorporando en la misma
medida en que ocurrieron los hechos que acabamos de narrar: l.- Demostrar que
la versión histórica verídica es que Miguel Ángel Duque de Estrada y Mc. Curdy
fue el comisionado del Partido Revolucionario Cubano que trajo desde Tampa la
Orden de alzamiento en el interior de un tabaco y lo entregó a Juan Gualberto Gómez; para hacerlo expongo los antecedentes,
documentos y evidencias en que me apoyo para probar esta aseveración.
“El segundo es un análisis de la versión de Hidalgo Paz; esta,
además de lo ya señalado, expresa que lo traído por Duque de Estrada a Juan G.
Gómez, en el interior de un tabaco, fue un telegrama con las siguientes
palabras: Tell Smith; para ello me
refiero a cada uno de los fundamentos en que se basa.
“Por
último, ante la escasa información y la
confusión existente en cuanto a los
otros ejemplares de dicha Orden, el tercer asunto versará sobre qué se sabe al
respecto.
“Cada uno de estos temas está tratado con
independencia de los otros dos. El trabajo está elaborado de forma que permita
al lector, al leer todos los argumentos, sacar, en cada caso, su conclusión.”
Duque
de Estrada coincide con el historiador Francisco Pérez Guzmán en que el valor
de una investigación histórica está dado, en primer lugar, por la calidad de
las fuentes utilizadas y en que no hay
que casarse con una sola versión de los hechos ni concederles a determinados
patriotas la verdad absoluta.
Quiere
referirse a las fuentes originarias utilizadas.
-En
primer lugar acudí a los testimonios de los protagonistas de los hechos; a lo
escrito por historiadores y periodistas que abordaron los temas que trato cuando estaban vivos los actores
principales de los hechos en cuestión, así como a los antecedentes que permitan
precisar mis afirmaciones.
En tal sentido lamenta, como lo hacen algunos
historiadores, que no todos los
protagonistas dieran su versión y que
algunos que lo hicieron fueran
imprecisos.
“La genialidad de José Martí como eje central
y único de la conspiración para preparar la guerra necesaria, el método
empleado por él en el trabajo conspirativo de compartimentar al máximo a todo
el mundo sin distinción, y el silencio de Juan Gualberto Gómez sobre algunos
hechos relacionados con los asuntos que él conocía, fueron las dificultades que
tuve que vencer.
¿Qué
relaciones unían a su abuelo con Martí,
al extremo de que le confiara tan importante misión?
- No tengo evidencia de que lo haya conocido personalmente. El Apóstol
pudo haberse enterado de su existencia, porque en las cartas que Duque de
Estrada llevara de Cuba para él, entre ellas una de Juan Gualberto Gómez, y
para Enrique Collazo, deben haberle dicho que era un buen muchacho y que se
podía confiar en él. Si tenemos en cuenta que Martí trato siempre de escoger a
cada una de las personas que utilizaba, estoy seguro de que determinó quién
debía llevar la Orden.
¿Qué espera al dar a conocer
públicamente sus apreciaciones?
-Que se reconozca la verdad histórica. Hay una versión a la cual se le ha
dado divulgación a partir de 1992, mientras se ha ignorado la que prevaleció cuando los
protagonistas de los hechos estaban
vivos, entre ellos Juan Gualberto Gómez,
y durante muchos años.
En relación con los anexos que apoyan la obra,
Miguel Ángel Duque de Estrada Ramos ha
querido, en todos los casos que le ha sido posible, fotocopiar el documento
original; en las cartas del Apóstol, las
fotocopias han sido tomadas de José Martí Epistolario. Del mismo modo, las
notas las ha ubicado a continuación de lo manifestado a fin de facilitar la lectura
rápida y que pueda confirmarse la veracidad de las citas con el documento que
la origina.
Me dijo que el libro contiene un
trabajo sobre los ejemplares de la Orden de alzamiento…
-A
este aspecto se le da una solución original, nunca antes publicada
Con voz propia
Argentina
Jiménez
A
un año y casi dos meses de la constitución de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños, CELAC, en la capital venezolana, un evento de
trascendencia histórica acaba de concluir con éxito: su Primera Cumbre,
celebrada en Chile.
La
diversidad entre las naciones miembros no fue óbice para que la voz de mandatarios
y jefes de gobiernos se alzara para coincidir en puntos fundamentales dirigidos
a consolidar la integración política, económica, social y cultural, incluidos
en el documento final acordado.
En
tan corto tiempo desde su fundación, la CELAC ha demostrado la enorme importancia de
aquella decisión de diciembre de 2011, y son evidentes los pasos de avances en
el proceso de integración de la región, sin los gringos dictando órdenes.
Palabras
y frases clave se escucharon en boca de
varios representantes de los países participantes: el respeto a la paz, la solidaridad, defensa del multilateralismo, condena al
bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, en franca violación de la Carta de las Naciones Unidas
y de las Normas del Derecho Internacional, la unidad de los pueblos del área,
el respaldo a la Revolución Bolivariana
y las muestras de afecto hacia el Presidente Chávez y el deseo de su pronta
recuperación.
No
faltaron tampoco, el apoyo a Argentina en su reclamo de las Islas Malvinas, el
valor de la Comunidad
como mecanismo para la cohesión regional, la inserción en el contexto
internacional y el avance hacia el desarrollo sustentable, abogar por una
América Latina libre de colonialismo, contra toda forma de terrorismo, proseguir
insistiendo en la urgencia de proteger el medio ambiente y en la lucha por la
liberación de los Cinco antiterroristas cubanos presos injustamente en EE.UU.
De
relevancia irrebatible, los pronunciamientos sobre la necesidad de buscar
alternativas a fin de garantizar la ayuda a los más vulnerables y batallar por
la seguridad alimentaria a fin de derrotar el hambre y la pobreza.
En
este último aspecto, el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros
Raúl Castro, en su intervención en la Cumbre, dijo: “(…) No podemos olvidar que
cerca de 170 millones de latinoamericanos y caribeños viven en la pobreza, 66
millones de personas en la región están en la pobreza extrema, de los cuales 34
millones son menores”.
¡Qué
pensaría José Martí en el aniversario de su 160 cumpleaños, día en que se
clausuró el evento, cuando escuchó a Raúl y recordó aquella máxima suya, hecha
realidad en la Patria
que no lo olvida: “Los niños nacen para ser felices”! No para morir de hambre
en un mundo desigual.
Martí
y Bolívar aún tienen mucho que hacer en la América Nuestra. Siguiendo sus
ideales marcha la Comunidad
de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
Tal
como el Héroe Nacional cubano concibió y logró la unidad de los veteranos de
las guerras de independencia en la
Isla, y Fidel Castro continuó su legado histórico, las
conquistas del pueblo cubano son resultado de esa irrenunciable unidad que nos
caracteriza y ha hecho que venzamos tantos traspiés puestos por el enemigo del
Norte y por nuestras propias ineficiencias.
El
Presidente Chávez afirmó en su mensaje a la Cumbre: “La CELAC es
el proyecto de unión política, económica, cultural y social más importante de
nuestra historia contemporánea. Tenemos todo el derecho de sentirnos
orgullosos: la Nación
de Repúblicas, como la llamaba el Libertador Simón Bolívar, ha comenzado a
perfilarse como una hermosa y feliz realidad”.
Cuba,
al asumir la Presidencia Pro
Tempore de la CELAC,
de seguro hará el mejor trabajo posible para fortalecer la organización. En esa
ocasión, Raúl puntualizó que rechazaremos la injerencia, la agresión, la
amenaza, el uso de la fuerza y potenciaremos el diálogo, la concertación y la
solidaridad entre nuestras naciones.
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