viernes, 1 de febrero de 2013

EL TABACO DE LA CONTROVERSIA


                       
Argentina Jiménez Rodríguez

Lo vi por primera vez  cuando la filial de la Sociedad Cultural José Martí, en la entonces provincia de Ciudad de La Habana, le entregó el símbolo de esa entidad: una réplica del tabaco dentro del cual llegó a Cuba la Orden de Alzamiento para la guerra necesaria.
 Entonces, su presidente, Carlos Manuel Marchante, me dijo que Duque de Estrada tenía una información muy interesante sobre ese acontecimiento. Lo abordé, pero quiso dejar la entrevista para más adelante; la segunda vez de nuevo me batió la pelota y a la tercera fue la vencida.
AL FIN FRENTE A FRENTE
Millones y millones de tabacos tampeños salen de nuestra ciudad como “Embajador de buena voluntad” (…). Pero el más famoso tabaco jamás “torcido” en Tampa alcanzó la gloria, no como un Prince, un King o un Queen, sino como un Guerrero que fuera la explosiva chispa que prendiera la llama de la Revolución Cubana en 1895.
  Así inicia un extenso artículo Tony Pizzo, ex alcalde de Ibor City, Florida, Estados Unidos, aparecido en el periódico El Mundo, el 31 de julio de 1955. En él expone con lujo de detalles la historia del habano dentro del cual llegó a Cuba la Orden de alzamiento para la guerra necesaria, cómo y donde se hizo, los pormenores de su traslado y de quien tuvo la misión de traerlo y entregarlo a Juan Gualberto Gómez..
  
Esa es una de las variadas pruebas documentales que Miguel Ángel Duque de Estrada Ramos aporta como anexo en un libro al cual da los toques finales .
  Duque de Estrada   proviene de una familia de  protagonistas de hechos importantes de la Guerra de 1895.   Creció escuchando historias de  mambises. Retratos, recuerdos de la familia y una educación patriótica, reafirmaron su sentido de identidad  y de pertenencia
 El   abuelo paterno,  Miguel Ángel Duque de Estrada y Mc. Curdy,  fue teniente coronel del Ejército Libertador, uno de los ayudantes del general José Lacret Morlot, con quien combatió en la importante batalla de Hato de Jicarita, Matanzas, del 3 al 6 de julio de 1896, llevó correspondencia de este a Máximo Gómez, participó como parte de  la tropa de Calixto García en varias acciones, entre ellas la de la toma de Las Tunas. Sin embargo, antes de inscribir lo anterior en  su hoja de servicios a la Patria, tuvo el privilegio de que le  asignaran la importante misión de traer y entregar a Juan Gualberto Gómez el tabaco de referencia.
  Sobre las razones que corroboran su tesis de que esto último es la verdad histórica  
-sobre la cual basa su obra-,   nos habló fluidamente Duque de Estrada, el único descendiente vivo de esa familia, estudioso de la Historia de Cuba y dueño de una valiosa biblioteca personal, quien dedica mucho tiempo a la investigación histórica.
¿Qué  idea le provocó realizar este trabajo?
-Desde que yo era muy pequeño, mi padre y mi abuela me decían, ante un retrato de él colgado en la sala de la casa: ‘Mira, ese es tu abuelito, él peleo en la Guerra de Independencia, y siempre agregaban, él trajo la Orden de alzamiento de Martí para el inicio de la guerra, dentro de un tabaco’. No lo conocí, él murió en 1928 y yo nací en 1932. Ya mayorcito, mi padre me enseñaba recortes de periódicos y revistas –figuran como anexos en su libro- que efectivamente confirmaban lo que reiteradamente me habían dicho.
“Prácticamente desde mi nacimiento mis padres me llevaban  a casa de tía Julia, hermana de mi abuelo y viuda de Enrique Collazo, que estaba llena de retratos y recuerdos de la familia. Yo aprovechaba la oportunidad para hacerle preguntas acerca de la guerra, de su esposo, de mi abuelo, de su vida en la emigración en Tampa y de muchas cosas más. Ella comentaba sobre  lo antes expuesto y  de cómo llegó a Cuba la Orden de alzamiento.
“Siendo niño conocí, igualmente,  al Comandante del Ejército Libertador Miguel Ángel Ruiz, compañero de mi abuelo en la primera expedición del vapor Three Friends,  la cual, organizada por Enrique Collazo, desembarcó por Cárdenas el 17 de marzo de 1896. Ruiz murió alrededor de 1952, tendría entonces poco más de 70 años, y yo 20. Me encantaba hablar con esa  persona tan distinguida, que había mantenido la amistad con mi abuelo hasta su fallecimiento. Él me contaba anécdotas de la guerra, me hablaba muy bien de la conducta de mi abuelo y  también aseveraba lo planteado ya sobre dicha Orden.”
El detonante
 “En 1993 compré el libro El partido Revolucionario Cubano en la Isla, de Ibrahim Hidalgo Díaz, obra investigativa acuciosa y de gran alcance, y leí, en la página 163: ‘En los primeros días de febrero, Juan de Dios Barrios, tabaquero de Cayo Hueso, y activo militante del PRC, pone en manos de Juan Gualberto Gómez las reproducciones manuscritas de la Orden de alzamiento…’ Además de la información familiar, yo tenía en mi poder la aparecida en la prensa en las primeras décadas del siglo XX, que consideraba muy sólida, donde se demostraba lo contrario. Dije, bueno, hay una nueva versión sustentada por este destacado especialista, vamos a estudiar los fundamentos en que él se basa para llegar  a tales conclusiones.
“El hecho de encontrarme esta, para mí nueva versión, me sorprendió, pero es normal que sobre cualquier hecho histórico haya más de una versión y eso no es malo, al contrario, permite disponer de más elementos para llegar a una conclusión que nos aproxime a la verdad histórica. Hasta ese momento, solo una vez había leído un artículo  en la revista Verde Olivo, de fecha 28 de febrero de 1971, en el que le acreditaban a Juan de Dios Barrios el haber traído la Orden de alzamiento en un tabaco que puso en manos de Juan Gualberto Gómez, hecho al que no le di importancia.
“Un tiempo después ocurrió un hecho que sí  me preocupó, fue encontrar en la Cronología Martiana del tercer tomo de las Obras Escogidas de José Martí, de la Editorial Ciencias Sociales, edición de 1992, en la página 630, al final del párrafo que comienza con Enero 29,  una afirmación, entre paréntesis, que no es de José Martí y que responde a la tesis de su autor,  Ibrahim Hidalgo Paz.
“Opino que esa  afirmación ha sido insertada indebidamente en las O.E.  de José Martí, y esto, de hecho, consagra su tesis, al ser acogida  en las  obras  que selecciona y presenta el Centro de Estudios Martianos , la institución más autorizada dentro y fuera de Cuba para velar por la pureza del pensamiento martiano y su divulgación.
“Él no  se refiere en ningún momento a la existencia de otra versión –ampliamente  divulgada desde los inicios del siglo pasado-, la cual prevaleció cuando estaban vivos la mayoría de los patriotas participantes de la guerra del 95, entre ellos quienes tuvieron que ver con todo lo relacionado con la Orden de alzamiento.
“Tratando de leer cuanta información me pudiera dar elementos a favor o en contra, tanto de la versión que sostengo como de la sustentada por Hibrahim Hidalgo, detecté que sobre dicha Orden y la existencia de otros ejemplares, adicionales al recibido por Juan Gualberto Gómez, solo una cosa está plenamente confirmada, que el delegado de Martí  para la preparación de la guerra en la Isla, la recibió. Del desarrollo de la reunión cuando se firmó la Orden y de la existencia de otros ejemplares solo se sabe, en concreto, lo que dijo el general Enrique Collazo.”
¿Aspectos que aborda en su libro y cómo está estructurado?
-Contempla tres temas relacionados con la Orden de alzamiento que dio lugar al inicio de la Guerra de Independencia, los cuales se fueron incorporando en la misma medida en que ocurrieron los hechos que acabamos de narrar: l.- Demostrar que la versión histórica verídica es que Miguel Ángel Duque de Estrada y Mc. Curdy fue el comisionado del Partido Revolucionario Cubano que trajo desde Tampa la Orden de alzamiento en el interior de un tabaco y lo  entregó a Juan Gualberto Gómez;  para hacerlo expongo los antecedentes, documentos y evidencias en que me apoyo para probar esta aseveración.
  “El segundo es un  análisis de la versión de Hidalgo Paz; esta, además de lo ya señalado, expresa que lo traído por Duque de Estrada a Juan G. Gómez, en el interior de un tabaco, fue un telegrama con las siguientes palabras: Tell Smith;  para ello me refiero a cada uno de los fundamentos en que se basa.
“Por último,  ante la escasa información y la confusión existente en cuanto a  los otros ejemplares de dicha Orden, el tercer asunto versará sobre qué se sabe al respecto.
 “Cada uno de estos temas está tratado con independencia de los otros dos. El trabajo está elaborado de forma que permita al lector, al leer todos los argumentos, sacar, en cada caso, su conclusión.”
Duque de Estrada coincide con el historiador Francisco Pérez Guzmán en que el valor de una investigación histórica está dado, en primer lugar, por la calidad de las fuentes utilizadas y en  que no hay que casarse con una sola versión de los hechos ni concederles a determinados patriotas la verdad absoluta.
   Quiere referirse a las fuentes originarias utilizadas.
-En primer lugar acudí a los testimonios de los protagonistas de los hechos; a lo escrito por historiadores y periodistas que abordaron los temas que  trato cuando estaban vivos los actores principales de los hechos en cuestión, así como a los antecedentes que permitan precisar mis afirmaciones.
 En tal sentido lamenta, como lo hacen algunos historiadores,  que no todos los protagonistas dieran su versión  y que algunos que  lo hicieron fueran imprecisos.  
 “La genialidad de José Martí como eje central y único de la conspiración para preparar la guerra necesaria, el método empleado por él en el trabajo conspirativo de compartimentar al máximo a todo el mundo sin distinción, y el silencio de Juan Gualberto Gómez sobre algunos hechos relacionados con los asuntos que él conocía, fueron las dificultades que tuve que vencer.
 ¿Qué relaciones unían a su abuelo con  Martí, al extremo de que le confiara tan importante misión?
- No tengo evidencia de que lo haya conocido personalmente. El Apóstol pudo haberse enterado de su existencia, porque en las cartas que Duque de Estrada llevara de Cuba para él, entre ellas una de Juan Gualberto Gómez, y para Enrique Collazo, deben haberle dicho que era un buen muchacho y que se podía confiar en él. Si tenemos en cuenta que Martí trato siempre de escoger a cada una de las personas que utilizaba, estoy seguro de que determinó quién debía llevar la Orden.
¿Qué espera al dar a conocer públicamente sus apreciaciones?
-Que se reconozca la verdad histórica. Hay una versión a la cual se le ha dado divulgación a partir de 1992, mientras se ha ignorado  la que prevaleció cuando los protagonistas  de los hechos estaban vivos, entre ellos Juan  Gualberto Gómez, y durante muchos años.
 En relación con los anexos que apoyan la obra,  Miguel Ángel Duque de Estrada  Ramos  ha querido, en todos los casos que le ha sido posible, fotocopiar el documento original; en las cartas del Apóstol,  las fotocopias han sido tomadas de José Martí Epistolario. Del mismo modo, las notas las ha ubicado a continuación de lo manifestado a fin de facilitar la lectura rápida y que pueda confirmarse la veracidad de las citas con el documento que la origina.
Me dijo que el libro contiene un trabajo sobre los ejemplares de la Orden de alzamiento…
-A este aspecto se le da una solución original, nunca antes publicada





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