Por Pedro Martínez Pírez

De un golpe se esfuma del espectro
mediático anticubano el tema de la salud y la vida del líder histórico de la Revolución Cubana,
y también las confusiones o malas interpretaciones surgidas a raiz del anuncio
conjunto de Estados Unidos y Cuba de avanzar hacia el restablecimiento de las
relaciones diplomáticas entre los dos países.
Antes de su entrevista en La Habana con Frei Betto, el
pasado martes, Fidel Castro había enviado una carta a su amigo argentino Diego
Armando Maradona, quien estuvo recientemente en Cuba para realizar dos
programas de TeleSur, y más recientemente otra misiva dirigida a los
estudiantes de la
Federación Estudial Universitaria de Cuba. Pero diarios como
el Nuevo Herald, que se edita en Miami, habían puesto en duda la autenticidad
de los mensajes de Fidel e insistían en que el líder cubano había fallecido y
el gobierno cubano lo ocultaba.
Y aunque no era la primera vez que los
enemigos de la
Revolución Cubana en Miami lanzaban al mundo la falsa noticia
de la muerte de Fidel, lo hacían ahora, cuando Cuba enfrenta nuevos desafíos en
el proceso hacia la futura reanudación de relaciones diplomáticas con Estados
Unidos.
A la buena noticia sobre la salud y
lucidez de Fidel se agregó este miércoles la presencia de Raúl Castro en la Tercera Cumbre de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños en Costa Rica, el país donde la OEA, hace más de medio siglo y
por la imposición de Estados Unidos había acordado la expulsión de
Cuba de ese organismo.
La presencia de Cuba en Costa
Rica como integrante de una nueva organización que consolida su
unidad en la diversidad, pero sin la presencia de Estados Unidos, es todo
un símbolo de los nuevos tiempos que vive Nuestra América. Y allí en San
José denunció el presidente Raúl Castro, con el sólido apoyo de la CELAC, el mantenimiento
del bloqueo y otros numerosos obstáculos que desde Estados Unidos dificultan el
proceso hacia la plena normalización de vínculos con Cuba, una nación que
conoce bien a su poderosa vecina del Norte y no está dispuesta a negociar su
independencia ni su soberanía.
La
Habana,
29 de enero de 2015
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