miércoles, 7 de diciembre de 2016

60 años después: Vivencias de los expedicionarios del yate Grama en diciembre de 1956 (V)



Día 6. Fidel preocupado por sus compañeros. Estos por la suerte del jefe. Insiste en buscarlos y reagruparse para seguir juntos hacia la Sierra Maestra. Faustino Pérez y Universo Sánchez lo  convencen de lo inútil de hacerlo en tales circunstancias. Al mediodía son descubiertos por los aviones. Comienzan a ametrallarlos.
 
Por Argentina Jiménez

Jueves 6. Faustino convence a Fidel de volver a los cañaverales, porque allí, y no en el monte donde están, encontrarán con que calmar la sed y el hambre. Ambos y Universo atraviesan campos de caña. Son descubiertos por la aviación. Corren. Sobre el lugar donde estaban, a cincuenta metros,  cae la metralla enemiga. Siguen corriendo hasta un cayo de la planta gramínea y se cubren con paja. El sueño quiere vencer  al conductor del destacamento, quien antes de cerrárseles los ojos por la falta de sueño, se coloca la punta del cañón del fusil debajo de la barbilla y el dedo en el primero de los gatillos. Asegura que vivo no lo capturarán. Duerme varias horas. Al hacerse de noche, emprenden la marcha hacia el Este  En un cañaveral más crecido, a un kilómetro, vuelven a acostarse, con hambre y sed, tapados otra vez con la  paja de las cañas.
El grupo de Raúl desconoce que  uno de los propósitos del ametrallamiento que escucha es sobre Fidel y sus dos acompañantes. Sus integrantes despertaron  temprano y ese día él escribe varias veces, en una dice:”Detienen el pequeño bombardeo y yo sigo escribiendo y mientras esté con vida, que tal vez se acabe hoy o mañana, seguiré reportando en mi diario, en el instante, si no estoy corriendo, las cosas que vayan ocurriendo”. Más adelante anota: “Están ametrallando el bosque. ¡Bueno, esto es emocionante, peligroso y triste!  En otra parte: “!Confío en que la naturaleza nos proteja hasta que podamos salir de este cerco!”. La única comida de esa jornada será una papa cruda para los seis y no tienen agua. ”Creo que esta noche tendremos que alejarnos de aquí de todas formas, ya que tenemos cuatro amenazas: los aviones, los soldados, el hambre y la sed, sin contar el cansancio y la falta de dormir. Los aviones vuelan hasta el oscurecer”.
En el inhóspito sitio –diente de perro- donde pernoctaron Almeida y quienes van con él es imposible seguir. Además, casi no les queda agua y el único alimento para seis: una lata de leche condensada que llevaba en un bolsillo Reynaldo Benítez,  al sacarla estaba vacía. Sin darse cuenta la había colocado boca abajo y casi toda se había derramado De día permanecen ocultos y caminan de noche. Encuentran una cueva grande  y allí se esconden. Para la posteridad, el Che dejó las siguientes líneas sobre ese día: “Oímos ruido de combate a poca distancia. Los aviones ametrallaban. Salimos a la noche orientándonos por la Luna y la Estrella Polar hasta que se perdieron y dormimos”. Ignoraban que el ruido de los ametrallamientos iba dirigido principalmente a Fidel.
(Fuente Diario de la guerra. Diciembre de 1956…)

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