Argentina
Jiménez
Pinceladas sobre mártires y
combatientes del asalto al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 que traslucen el espíritu noble y desinteresado,
patriótico, de lucha y sacrificio, de quienes perseguían cambios profundos en
la vida de su país, Cuba, y no vacilaron en
seguir al líder necesario -que al fin habían encontrado: Fidel Castro-, para liberar a la Patria, y juraron salvarla
a cualquier precio.
Armando Mestre Martínez
No
pudo terminar el tercer año de bachillerato, a pesar de tantos sacrificios, por
pobre y negro, para llegar a ese nivel educacional. Su sueño: ser arquitecto.
Cuando Fulgencio Batista dio el golpe de Estado el 10 de marzo de 1952, buscó a Juan Almeida y le planteó ir para la Universidad donde, le
dijo, se están movilizando las fuerzas vivas y al pueblo allí para repudiar el
golpe militar. En el juicio por los hechos del Moncada afirmó al tribunal: “El
doctor Fidel Castro no tuvo que convencerme para que viniera, desde el primer
momento estuve decidido a tomar este camino”. Armando Mestre Martínez: albañil,
asaltante al cuartel Moncada, sufrió prisión en el reclusorio para hombres de
Isla de Pinos, fue expedicionario del yate Granma. Asesinado días después del desembarco.
Antonio –Ñico- López Fernández
Trabajador
en la Plaza del
Vapor, donde se reunía con los miembros de la célula del Movimiento de la cual era responsable. Carretillero,
casillero y cargador de sacos en el Mercado Único. Asiduo participante en actos
patrióticos convocados por la Federación Estudiantil Universitaria
sin ser estudiante. Fue jefe de las prácticas de tiro en Cotorro, San Pedro,
Artemisa y Nueva Paz. Antonio –Ñico- López Fernández: combatiente del asalto al
Carlos Manuel de Céspedes y expedicionario del Granma. Asesinado poco después del combate de Alegría de Pío.
Pedro Marrero Aizpurúa
Carrero
de la cervecería La Tropical. Con
el propósito de incrementar los fondos para la causa pidió un préstamo
equivalente a varios meses de su sueldo y dio en garantía su plaza en ese centro.
Sobre él declaró Fidel en el juicio
seguido a los moncadistas, que tuvo que prohibirle vender los muebles de
su casa, incluido el juego de cuarto, cuando le dijo lo que pretendía hacer
para iguales fines. Pedro Marrero Aizpurúa: uno de los caídos al intentar tomar
la posta 3 de la segunda fortaleza militar de la dictadura (el Moncada).
Fernando Chenard Piña
El
cuarto oscuro donde revelaba sus fotos el colaborador de la revista Bohemia consistía de la mitad de un
pequeño cuarto de cuatro por cuatro metros alquilado al fondo de un establecimiento.
En ese “estudio” colocó un lavamanos usado para trabajar. En los restantes dos
metros tenía la cama para dormir. Todo su laboratorio, que constituía su medio
de vida, lo vendió y aportó lo percibido para los fines que se preparaban para la acción. Fernando Chenard Piña: asesinado después del
ataque al Moncada.
En
su alegato de defensa en el juicio a los moncadistas, Fidel mencionó, entre los
compañeros que en gesto de total desprendimiento aportaron dinero para sufragar
gastos de la actividad revolucionaria, además de Marrero y Chenard Piña, a
Elpidio Sosa, quien vendió su empleo y entregó 300 pesos; a Oscar Alcalde: se deshizo de su
laboratorio de productos farmacéutico y donó lo recibido, y lo mismo hizo Jesús
Montané con todo lo ahorrado durante más de cinco años en su puesto de jefe de
personal de la General Motor.
De esa estirpe eran los hombres que dieron hasta sus vidas por la libertad de su patria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario