lunes, 25 de julio de 2016

Hombres de principios



Argentina Jiménez
              
 Pinceladas sobre mártires y combatientes del asalto al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 que traslucen el espíritu noble y desinteresado, patriótico, de lucha y sacrificio, de quienes perseguían cambios profundos en la vida de su país, Cuba, y no  vacilaron en seguir al líder necesario -que al fin habían encontrado: Fidel Castro-, para liberar a la Patria, y juraron salvarla a cualquier precio.

Armando Mestre Martínez
No pudo terminar el tercer año de bachillerato, a pesar de tantos sacrificios, por pobre y negro, para llegar a ese nivel educacional. Su sueño: ser arquitecto. Cuando Fulgencio Batista dio el golpe de Estado el 10 de marzo de 1952, buscó a Juan Almeida y le planteó ir para la Universidad donde, le dijo, se están movilizando las fuerzas vivas y al pueblo allí para repudiar el golpe militar. En el juicio por los hechos del Moncada afirmó al tribunal: “El doctor Fidel Castro no tuvo que convencerme para que viniera, desde el primer momento estuve decidido a tomar este camino”. Armando Mestre Martínez: albañil, asaltante al cuartel Moncada, sufrió prisión en el reclusorio para hombres de Isla de Pinos, fue expedicionario del yate Granma. Asesinado días después del desembarco.

Antonio –Ñico- López Fernández
Trabajador en la Plaza del Vapor, donde se reunía con los miembros de la célula  del Movimiento de la cual era responsable. Carretillero, casillero y cargador de sacos en el Mercado Único. Asiduo participante en actos patrióticos convocados por la Federación Estudiantil Universitaria sin ser estudiante. Fue jefe de las prácticas de tiro en Cotorro, San Pedro, Artemisa y Nueva Paz. Antonio –Ñico- López Fernández: combatiente del asalto al Carlos Manuel de Céspedes y expedicionario del Granma. Asesinado poco después del combate de Alegría de Pío.

Pedro Marrero Aizpurúa
Carrero de la cervecería La Tropical. Con el propósito de incrementar los fondos para la causa pidió un préstamo equivalente a varios meses de su sueldo y dio en garantía su plaza en ese centro. Sobre él declaró Fidel en el juicio  seguido a los moncadistas, que tuvo que prohibirle vender los muebles de su casa, incluido el juego de cuarto, cuando le dijo lo que pretendía hacer para iguales fines. Pedro Marrero Aizpurúa: uno de los caídos al intentar tomar la posta 3 de la segunda fortaleza militar de la dictadura (el Moncada).

Fernando Chenard Piña
El cuarto oscuro donde revelaba sus fotos el colaborador de la revista Bohemia consistía de la mitad de un pequeño cuarto de cuatro por cuatro metros alquilado al fondo de un establecimiento. En ese “estudio” colocó un lavamanos usado para trabajar. En los restantes dos metros tenía la cama para dormir. Todo su laboratorio, que constituía su medio de vida, lo vendió y aportó lo percibido para los fines que se preparaban para la acción.  Fernando Chenard Piña: asesinado después del ataque al Moncada.

En su alegato de defensa en el juicio a los moncadistas, Fidel mencionó, entre los compañeros que en gesto de total desprendimiento aportaron dinero para sufragar gastos de la actividad revolucionaria, además de Marrero y Chenard Piña, a Elpidio Sosa, quien vendió su empleo y entregó 300  pesos; a Oscar Alcalde: se deshizo de su laboratorio de productos farmacéutico y donó lo recibido, y lo mismo hizo Jesús Montané con todo lo ahorrado durante más de cinco años en su puesto de jefe de personal de la General Motor.

De esa estirpe eran los hombres que dieron hasta sus vidas por la libertad de su patria.

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