martes, 1 de abril de 2014

Un libro fascinante




Argentina Jiménez
De la abundante y variada fauna del Polo Norte –sin olvidar el animal símbolo del Ártico: el oso polar-, sus montañas nevadas, de momentos indescriptibles al ver caer los hielos de los glaciales hacia el mar o las diversas tonalidades de la aurora boreal, propias y preludio del invierno en esa  parte del mundo, les cuenta Juan  Reyneiro Fagundo Castillo en su libro En el techo del planeta, de la Editorial Científico-Técnica, 2013.
El autor, Doctor en Ciencias Químicas (1979), relata esas y otras vivencias de su estancia en la isla noruega de Spitsbergen, muy cercana al Polo, donde durante dos meses, junto al ingeniero Julio Valdés, formó parte de una expedición internacional, la primera en la que nuestra nación participa con un plan de investigación definido.
Con lenguaje sencillo, a veces poético, y a modo de diario, refiere anécdotas sobre cosas extraordinarias que pudo conocer y admirar, afrontando temperaturas casi siempre muy bajas y expuesto  en períodos prolongados a la intemperie ártica, en busca de fuentes de agua para tomar muestras, que después analizarían con el fin de conocer el mecanismo mediante el cual adquieren su composición química en esa fría región.
La parte cubana llevó a cabo un gran volumen de mediciones químico-físicas y análisis químicos in situ del importante elemento, de diferente naturaleza  hidrogeológica, como de las zonas sub y supraglaciar, de fuentes permanentes de cuevas de hielo, manantiales, arroyos, lagos…
En esta obra de Reyneiro el lector encontrará suficiente información  de la vida en esos inhóspitos parajes, sus bellezas, peligros enfrentados sin enfermarse ni tener accidentes, del denominado viento föhn (huracán polar), que en una ocasión les rompió la ventana donde dormían; conocerán del invierno allí, cuando “las radiaciones solares que se extinguen al inicio de esta temporada, no volverán a asomarse sobre el techo del planeta hasta dentro de seis meses. En ese lapso desaparecerán los apacibles amaneceres y ocasos, y en su lugar la aurora fulgurará a menudo en el firmamento junto al destello de las luces que reflejan la Luna y las estrellas, todo lo cual hace menos angustiosa la larga noche”.
Fagundo Castillo, también Doctor en Ciencias (1994), Investigador Titular, Investigador de Mérito y Profesor Titular, ha realizado una vasta labor científica y técnica sobre Hidrogeoquímica y Calidad del Agua, y sus resultados los ha dado a conocer en conferencias en Cuba y otros países. Además de En el Techo del planeta, tiene escritos otros 20 títulos  y 200 artículos científicos en revistas especializadas.



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