sábado, 26 de abril de 2014

Francisco Javier Hernández, el primer cubano que llegó a Angola




Por Dr. R. Puente Ferro

Transcurría el año 1976. En la Habana se recibe una solicitud del Presidente Agostinho Neto. Decía el embajador cubano en el país africano Oscar Oramas Oliva, en su mensaje:  “El Presidente Neto invita al compañero Javier Hernández a una visita a Angola. Numerosos dirigentes angolanos se han interesado por su presencia”.
 El Ministerio de Relaciones Exteriores de la Isla se interesa por Javier, el Comité Central lo busca. Se solicita  información a las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Las respuestas son negativas. No aparece la persona invitada por el Presidente de la República Popular de Angola (actualmente República de Angola).
 Se insta al embajador a ampliar la información. Días después el diplomático responde: “Me informa el canciller José Eduardo dos Santos (actual presidente) que  Javier Hernández es un marino mercante, cubano, raza negra, tocó el puerto de Luanda en el año 1959. Fue hecho prisionero por la PIDE (Policía Política en Defensa del Estado) y luego liberado”.
 Con estos datos se recaba información a la Marina Mercante cubana y al sindicato portuario.  La Marina Mercante contesta: “En registro archivo no aparece barco con bandera cubana haya tocado puerto Luanda, ni otro puerto de país africano con puertos  mar Atlántico en año 1959”.  El referido sindicato responde: “No aparece el nombre del compañero Javier Hernández en mi archivo, ni es conocido por los trabajadores”. El nombre de Javier se convierte en un misterio. Han transcurrido 17 años de aquel hecho. Comienza la pesquisa.
 Se parte de un criterio, si estuviera en Cuba ya hubiera espontáneamente reclamado su lugar en Angola como lo hicieron cientos de miles de cubanos;  no obstante, se  publica una nota en la prensa que dice “Se solicita al compañero Javier Hernández marino mercante que se presente en el sindicato portuario  para un próximo viaje a la RPA invitado por aquel país”. Pasan los días y no hay respuesta. Se descarta su presencia en Cuba.  Entonces, se especula con la siguiente hipótesis: que Javier haya emigrado antes del triunfo de la Revolución y se haya enrolado en la marina mercante de los Estados Unidos.  
 Transcurre el tiempo y no aparece señales. Son entrevistados  numerosos compañeros angolanos quienes nos narran  que Javier era conocido en la clandestinidad del MPLA en Luanda. Hacía contactos y reuniones en  bares de esa capital,  pues varias veces estuvo con ellos y era portador de mensajes de la clandestinidad de los revolucionarios de Luanda  a los dirigentes angolanos que se encontraban en Conakry,  en Accra o en Casa Blanca, Marruecos. El barco mercante con bandera norteamericana tocaba puerto con cierta frecuencia y tan pronto anclaba  bajaba Javier  del buque para  hacer contactos con ellos o Javier sabía dónde encontrarlos.
 En el año 1984   se encuentra el compañero de celda de Javier,   Beto Van Dunem,  quien fue dirigente sindical, militante del MPLA, activo conspirador y luchador contra el colonialismo.
 Beto Van Dunem  narra a los dos jóvenes entrevistadores:  “Personalmente pienso que lo mataron, porque Hernández nos decía siempre que el día de la independencia de Angola sería el primer hombre que vendría para acá”.   Y pasó la independencia y hasta hoy  no vino. Hablamos con el Presidente Neto  y le dijimos: “Hay un compañero de nosotros que es cubano que participó en la clandestinidad” y Neto respondió: “Búsquenlo y tráiganlo”, y lo procuramos y nada”.
 “Javier vivía en los Estados Unidos. Hablaba mucho de sus dos niños y de su mujer Mary. Le gustaba mucho Cuba y hablaba de Cuba, siempre Cuba. Era un hombre de mucha cultura, muy inteligente. Hablaba de música conocía a Bethoven y sus obras principales, a Chopin. Mencionaba los grandes pintores contemporáneos y del siglo pasado.
“ Era un negro de más de seis pies de estatura, de buen carácter. Muy alegre. Contaba muchas cosas de su infancia en La Habana. Le gustaba bailar. Teníamos en la prisión un pequeño radio. Cuando escuchaba música cubana o música son bailaba solo. Le gustaba el cochino, los  frijoles, y la  mandioca.
“ Hernández tenía ideas claras, era un revolucionario. Y nunca en todo el tiempo que se quedó en la prisión se mostró arrepentido.  Estaba muy convencido, nos decía: ´ustedes no tienen problemas pues si nos matan morimos todos. Hay que luchar porque la independencia no se gana se conquista con la muerte de muchas personas y añadía es preciso que todo el mundo se quede tranquilo aquí en la prisión´ ”.
“Leía mucho y era muy disciplinado. Temprano en la mañana se bañaba, hacía su cama y todo puntual. Tenía muy buena salud, solo una vez fue al médico por unas lesiones en las manos que pronto curó.
 “No recuerdo el nombre del padre ni de la madre. Esta murió. La esposa se llamaba Mary y un hijo pequeño se nombraba Bob. No recuerdo el nombre de la hija. Él recibía carta de la mujer cada cinco meses, las leía y ese día se ponía triste. Cuando estuvimos presos tendría unos 46 años. Estoy seguro de que Javier no está vivo, porque si estuviera vivo ya habría estado en Angola pues era conocido de todos los que trabajamos en la clandestinidad aquí en Luanda y Hernández los conocía a todos.
 “A mediados del año 1960, no recuerdo el día, en horas de la mañana, llegó la policía y preguntó: ¿Quién es Francisco Javier Hernández?”. “Soy yo, respondió”. “Arregla la ropa y tu maleta y todo que tú te marchas”. Él nos llamó a todos y dice: “Ustedes vieron que me van a matar” Y nosotros le dijimos: “No te matan”. “Sí van a matarme”,  y salió con la maleta  y la ropa y hasta hoy no sabemos nada de él, ni fotos, nada, nada.” 
En el año 1988 se encontró un documento de la PIDE muy breve que dice  Francisco Javier Hernández   fue llevado a Cabinda. És el primer cubano en llegar a Angola, en hacer contactos con el MPLA tres años después de su fundación, el primero en colaborar en la lucha clandestina. Lo damos como DESAPARECIDO.
Él día 8 de diciembre de 2011 durante la celebración del  aniversario 55 del MPLA, entre el público asistente estaba Beto Van Dunem, compañero de prisión de Javier. El  embajador  Pedro Ross me lo presentó. En la conversación con Beto este confirmó que a Javier se lo llevó la PIDE en un barco o barcaza y lo desembarcaron en Cabinda y allí lo mataron. Le pregunté cómo lo sabía y la respuesta de Beto fue: “Hubiera estado en Luanda cuando el triunfo y nunca apareció”. De las fotos que teníamos en las manos de los 50 prisioneros  señaló a uno que se le parecía, pero no lo podía confirmar.
Sirva este trabajo para dar a conocer cuanto conocemos de Hernández y solicitar. por esta vía, información sobre él. Quizás sus descendientes puedan leer este escrito y se comuniquen con este redactor en Cuba. Teléfono: 830 4249


No hay comentarios:

Publicar un comentario