miércoles, 11 de enero de 2017

Poemas dedicados a Celia Sánchez Manduley:



A propósito del aniversario 37 de su desaparición física 



 Celia la del talento extraordinario para apreciar las artes y hacer Patria en grandes obras y en pequeños detalles. Celia entró a la eternidad como símbolo purísimo del pueblo cubano en la época de Fidel. Ella inspiró el canto de los poetas. No podía ser de otro modo. Celia era un ser todo poesía.

Adolfo Alfonso, artista popular y repentista, escribió estas décimas para Celia:

Flor autóctona, mujer
Hecha de miel y de acero
Radiante como un lucero
Que baña el amanecer.
Tú naciste para ser
Por la historia perpetuada
Y aunque la sierra empinada
Retumbó por la bravura
Nunca estuvo la ternura
Mejor personificada.
¡Oh paloma verde olivo!
Para rendirte homenaje
Habrá con otro lenguaje
que inventar un adjetivo
¡Oh corazón combativo
Con más luz que el astro rey!
¡Oh discípula de Hatuey!
Esta dicha del presente
Es fruto de tu simiente
Celia Sánchez Mandulley.

El escritor y poeta santiaguero Alberto Serret, es autor de uno de los más bellos poemas que hallaron fuente de inspiración en nuestra Celia.

EN UN TREN DE ESPUMA

En un tren de espuma
bajo el aguacero
viaja rumbo al monte
cuajado de enero
aquella muchacha
que he visto en un sueño
con tantas palomas
prendidas al pelo,
rodeada de luces
que escalan el cuerpo
y llenan sus manos
de besos y besos.
Y, en el ala inmensa,
viaja su silencio,
rojas esperanzas,
las voces del viento
que susurran: Celia…
Celia de los fuegos
Celia de las aguas
Celia del aliento
Celia de las noches
Celia de los huertos
Celia, Celia nuestra
¡Celia de tu pueblo!

Nancy Morejón, una de las voces más relevantes de la actual poesía cubana y de América Latina, escribió este poema dedicado a quien fuera el alma de la lucha guerrillera en la Sierra Maestra.

CELIA

Celia es ágil y fuerte
y atraviesa una ruta
de orquídeas, cada día.
Celia es cubana y nuestra
como los mantos de la Sierra.
Celia, buena y sencilla,
entre los pescadores de Niquero
y el esplendor de la bahía.
Fusiles, hachas, flechas,
piedras del río condujo
hacia el pico más puro.
Llega Fidel de la montaña
y ella deshierba helechos
y los pone a sus pies
para avivar el corazón del pueblo.
Como el viento sutil de Media Luna,
Celia es así, como era Celia,
sonrisa y tempestad,
y con ellas se marcha,
entre mantos y orquídeas,
hacia las puertas de la eternidad.

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