domingo, 10 de enero de 2016

Fisín y sus mañas




Argentina Jiménez
Dos libros nos dejó Luis Carlos García  Gutiérrez, llenos de vivencias, escritos con lenguaje sencillo, como él, quien llegó a los 97 años sin sentirse viejo ni pensar en la muerte. Lo dijo él. Tal era su manera de asumir la vida. Cuando estudió Estomatología-1937- ni había soñado con lo que le depararía haber escogido esa especialidad, la cual le reservó experiencias inigualables en su larga y fructífera  existencia.
En La otra cara del combate -en su segunda edición ampliada y corregida- y En torno al sillón. Apuntes de vida y batalla, ambas de carácter testimonial, narra pasajes de su historia personal, de su país y de unos cuantos de sus dirigentes, antes y después de 1959, quienes en virtud de su trabajo de enmascaramiento quizás hasta le debieron la vida.
Las anécdotas contadas por Fisín, sobrenombre acuñado para siempre y por el que fue más conocido, y las circunstancias o situaciones enfrentadas en su quehacer revolucionario desde su ingreso en la Liga Juvenil Comunista, el Partido Comunista con diferentes nombres en la neocolonia y después del triunfo del primero de enero, de seguro las disfrutarán personas de cualquier edad.
. Algún tiempo después del primero de enero de 1959 pasó a trabajar en el Ministerio del Interior y en él  a dirigir el Gabinete Nacional de Identificación, a organizar el Laboratorio de Criminalística, y a desarrollar la Técnica Canina. Le gustaba ese trabajo, de extrema presión, que apenas le dejaba tiempo para el sueño, dijo en una ocasión.

Le sirvió como fachada para  sus tareas en el primer Partido Comunista y después en el Partido Socialista Popular (PSP) -comunista-, ser dentista de la alta burguesía. A muchos militantes salvó de ser apresados con su labor más conocida, el enmascaramiento. Para ello pasó al trabajo clandestino en la Sección de Habilitación de su Comisión Militar del Partido y se buscó el desprecio de quienes consideraban había traicionado los ideales  revolucionarios.  No solo de la cara. También la apariencia del cuerpo, y mucho más complejo  cambiar costumbres, manías… Hasta estos detalles es imprescindible insistir hasta lograr cambiarlos, pues por ellos pueden ser reconocidas las personas. También, falsificar documentos. En todos Fisín se hizo experto.
 Altos dirigentes buscados afanosamente por la Policía lograron pasar desapercibidos en tiempos azarosos gracias a su pericia, entre ellos Blas Roca, secretario general del PSP.
Poco después del triunfo de la Revolución, le encargaron dirigir el Gabinete Nacional de Identificación, organizar el Laboratorio de Criminalística, y a desarrollar la Técnica Canina. Le  gustaba ese trabajo, de extrema presión, que apenas le dejaba tiempo para el sueño., afirmó en una ocasión.
Sin embargo, Fisín es más conocido por el enmascaramiento del Che, quien burló a la CIA en virtud de esas labores que le hizo un ser tan grande por sus hazañas y a la vez tan modesto.
 De cuantos trabajos desarrollo desde hacerse odontólogo, y con más amplitud de sus recuerdos de aquellos días junto al Guerrillero Heroico en Dar-es-Salaan, Tanzania; Praga; Pinar del Río…, contiene La otra cara del combate
Leer este y su otro libro permitirá conocer a un hombre excepcional, coronel del Minint, donde cumplió duras misiones, de esas que laceran el espíritu, sin perder la ecuanimidad, como la de identificar los cadáveres prácticamente calcinados de un grupo de cubanos fallecidos en el accidente aéreo en Perú, tras un difícil viaje a Lima.

Al dar el adiós final en los ùltimos meses de 2015, lo hizo como mismo vivió: con las botas puestas.





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