martes, 20 de mayo de 2014

Un libro que todo cubano debe leer





Argentina Jiménez

Apasionante la lectura sobre los últimos tres meses y pocos días en la vida del Apóstol, durante los cuales sube y baja lomas, cruza ríos, confraterniza con todos, recibe muestras de apoyo y afecto, carga medicinas para los heridos, los cura y escribe cartas, instrucciones generales a jefes y oficiales…; esto y mucho más encontrará el lector en la edición crítica de José Martí, diarios de campaña.

 Comienza sus anotaciones el 14 de febrero de 1895 y el texto queda trunco el 17 de mayo del mismo año. Incluye dos capítulos: De Montecristi a Cabo Haitiano y de Cabo Haitiano a Dos Ríos, Anexos contentivos de figuras representativas mencionadas por el Maestro, lugares vinculados a la ruta martiana, Glosario de localismos y otros términos significativos.

El Héroe describe como un pintor el entorno por donde transita, a las personas con quienes se encuentra; vaya poder de observación el suyo, nada de cuanto lo rodea en su andar por territorio oriental escapa a su aguda mirada: “…el agua coral, las hojas de la yagruma blanquean el suelo, traen de la cañada a rastras, para el chubasco, pencas enormes, me acerco al rumor y veo entre piedras y helechos, por remansos de piedras finas y alegres cascadas, correr el agua limpia”.   

 Su riqueza en el lenguaje, su erudición deja plasmadas en cada página, en las cuales vuelca sus emociones, estado de ánimo, sufrimientos, dolor… Sobrecogedor el relato del encuentro con el Titán de Bronce el 5 de mayo: “me hiere –escribe Martí- … muestro mi descontento de semejante indiscreta y forzada conversación, a mesa abierta, en la prisa de Maceo por partir… Y así, como echados, y con ideas tristes dormimos”.

En otro momento: “me lavan mi ropa azul, mi chamarreta”, ¿será que también el 19 de mayo del 95 le lavaban la ropa de mambí y por eso fue a su primer combate vestido como para una fiesta, con pantalón claro, saco, sombrero de castor y borceguíes negros? Quizás la sorpresa le impidió cambiar su atuendo. Aún es una incógnita.

El elemento agua es recurrente en los diarios. En las líneas finales de sus anotaciones el 17 de mayo reza: “Esta muy turbia el agua crecida del Contramaestre”; así lo atravesó “hermoso, erguido en su caballo de batalla”, como escribió Máximo Gómez, sobre Baconao, el caballo fogueado en la guerra regalo de José Maceo, el día infausto de su caída en combate. 
Publicado por el Centro de Estudios Martianos es un acercamiento al espíritu sensible del Héroe de Dos Ríos que  enternece y provoca emociones distintas y más amor por el Apóstol de la independencia de Cuba.
























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