lunes, 19 de mayo de 2014

Tarde de lujo con Martí



           
Texto y foto: Argentina Jiménez


Sobre el tema La muerte de José Martí disertó, una tarde inolvidable, de esas que quisiéramos no terminaran nunca, el Doctor Pedro Pablo Rodríguez, Premio Nacional de Ciencias Sociales y de Historia, con su elocuencia, verbo sencillo, claro, salpicado de matices, que hacen de él un excelente comunicador.
La conferencia abundó sobre tres aspectos, el primero:
LA CAÍDA EN COMBATE DE JOSÉ MARTÍ TUVO VARIAS VERSIONES, ¿QUÉ PASÓ REALMENTE EN DOS RÍOS?
Su fallecimiento sigue estando lleno de misterios. Lo que vieron realmente lo sucedido fueron los soldados españoles, precisó el también periodista y director de la Edición Critica de las Obras Completas del Apóstol de la independencia de Cuba.
Por aquellos días de 1895, el coronel español José       Ximénez de Sandoval tenía la misión de abastecer las líneas entre Santiago y Bayamo, encuentra a uno de los campesinos que buscaba provisiones y lo  detiene; este le dice que Martí y Máximo Gómez andan por la zona de Dos Ríos, y sale a buscarlos, explica.
¿Qué hacía Martí en Dos Ríos? Sintetizo lo que argumenta el historiador. Hacer política, escribir, conversar con los campesinos… Mientras, llega al campamento Bartolomé Masó con su tropa. Disfrutaban de un almuerzo, de una fiesta patriótica, Martí  pronuncia su último discurso, ambos militares hablan. Se escuchan disparos. Gómez sabe de la proximidad de una tropa enemiga y ataca, pero lo hace con el objetivo de obtener  suministros, no perseguía el combate ni sabía quién era Sandoval, cuenta Pedro Pablo.
Aclara: los soldados de Masó  carecían de experiencia militar, la de Gómez sí la tenía. Los mambises en el campamento cercano a Dos Ríos están enardecidos con las palabras del Delegado. Era una tropa entusiasmada que quería entrar en combate. Avanza. Cruza el río. Hasta Masó fue a la carga y él no era hombre de carga, precisa. Gómez se deja llevar por las circunstancias. Desconocía que la columna española era esa. Las huestes peninsulares los esperaban.
 Más adelante relata: el Generalísimo indica a Martí que se quede detrás. El hombre de mente y cuerpo inquietos, no iba a permanecer tranquilo en su primer combate. Monta en el caballo –acota: se lo había regalado José Maceo, un gesto importante que un general le regalara a otro el caballo educado en el combate- y echa a andar. Con él Ángel de la Guardia. No se sabe bien cómo fue la cosa. Todos dicen: Ángel de la Guardia me lo dijo. A Martí lo sorprenden. Dos hombres emboscados le disparan y cae exangüe.
 Manifiesta como colofón de este punto: Ximénez de  Sandoval recoge el cadáver y sale para Remanganaguas. Ahí llega el enviado de Gómez a rescatarlo. El oficial español lo entierra allí. No se sabe por qué lo enterró.
SEGUNDO ASPECTO: ¿SUICIDIO?
Al respecto, el conferencista explicó: quien es polisémico cuando escribe, sus documentos, redacción, palabras, que lleva tiempo organizando la revolución, que afirma debe organizarse un gobierno ¿Por qué tenía que suicidarse? Categóricamente dice ¡No!
Su amigo Manuel Mercado expresó: “ Martí aseveraba que él desaparecería, pero ¿mi pensamiento e ideas, lo que he sembrado en estos años, desaparecería?
 “[…) pero el pensar en la muerte/Ya es de cobarde”*, escribió. Quien demostró valentía desde su adolescencia, jamás hubiera truncado su vida, como malintencionados suyos han dicho para debilitar su figura.**
TERCERO: IMPACTO DE JOSÉ MARTÍ EN LOS CUBANOS
Resumo lo que al respecto fundamentó Pedro Pablo Rodríguez. Actuaba como un político, pues sabía que tenía que usar su discurso para llegar a quienes lo oían, aduce. Consideraba que el Partido Revolucionario Cubano tenía otra misión, no va a dirigir la guerra, esta se decidiría en Cuba.
Martí significó la gloria. Todos lamentaron su muerte. Rubén Darío, el poeta nicaragüense, lo calificó de renovador de la lengua, un prolífico escritor y un gran político, expone Pedro Pablo y recuerda: Enrique José Varona, la antitesis de Martí,  fue el que habló de lo que representaba para Cuba y para América.
El Apóstol escribía de todo, de cuanto había que escribir en esa época. Poseía muchos conocimientos, asegura. Hay que leer el periódico Patria para ver lo que Martí encarnaba. El grupo que allí publicaba empieza a convertirlo en una figura que sintetiza los sentimientos patrios, y subraya: habaneros, santiagueros, de viaje a Nueva York, iban a hablar con Martí, los autonomistas también, y otros, porque sabían que era un hombre ilustrado.
Tener presente que el Maestro escribía para más de 20 periódicos de América, lo cual muestra que lo leían, plantea. En tres de La Habana apareció que habían recibido la novela Misterios traducida por el Delegado. Solo Martí, sin el nombre. Quiere decir que lo conocían. Y se pregunta: ¿Por qué diez días después publican la novela, media Habana la leyó y sabían quién era Martí? La Edad de Oro ¡cómo se leyó en Cuba!, enfatiza. En la Isla ponen solo su apellido, en el exterior firman sus trabajos con el nombre completo.
Refiere que alguien afirmó: Él es el gran orador de Cuba, no Montoro, ¿de dónde sale eso? Prosigue. Martí regó, regaló los Versos Sencillos, en todo el mundo. Los mandaba a otra gente en la mayor de las Antillas. Era de los tres grandes: Maceo, Gómez y Martí. Calles llevan su nombre, en el Parque Central se erigió la primera estatua para perpetuar su memoria. Las cenas martianas: Manzanillo, Bayamo, Santiago de Cuba se disputan haberlas  organizado, no se sabe cuándo fue la primera; y vuelve a preguntarse ¿por qué la canastilla martiana? Para finalmente destacar: Hay mucha evidencia de que Martí era un símbolo. Gómez  ordenó a cada uno bajo su mando poner una piedra en el lugar donde cayó. Si eso no es un símbolo ¿qué es?

*Otras poesías. Tomo 17, p. 251
** Lo escrito en cursivas es de la autora.



.




























No hay comentarios:

Publicar un comentario