“(…) los días de
fiesta reponen
las fuerzas y suavizan
las iras”.
José Martí
Argentina
Jiménez
En
la madrugada del primero de enero de 1959 huyó el dictador Fulgencio Batista derrotado
por el Ejército Rebelde, comandado por el Comandante en Jefe de la Sierra y el
Llano Fidel Castro Ruz. Al amanecer el pueblo supo la noticia y se volcó a las
calles. La algarabía matizaba el
ambiente La Hbana y en toda Cuba.
Comenzaban
nuevos tiempos y así la posibilidad de participar todos los cubanos en un proyecto colectivo, que celebrará dentro
de pocas horas su cumpleaños cincuenta y ocho.
Aparecieron
enseguida los intentos del imperialismo yanqui para frustrar el triunfo
revolucionario. Contrario al pensamiento del Maestro, que preside este trabajo,
sus iras no se suavizaron, ni lo han hecho por casi seis décadas.
Ha sido una ya larga etapa de victorias y
reveses; alegrías y aflicciones; a veces retrocesos impuestos por las
circunstancias, la desaparición del campo socialista y en primer lugar el cruel
e injusto bloqueo de Estados Unidos, otras de reales avances; errores,
rectificaciones… Mas, siempre ha primado el espíritu de lucha, la esperanza,
las ansias de alcanzar una sociedad mejor.
Si
difíciles fueron los años iniciales, no menos
peligrosos son los actuales debido a la situación reinante en el mundo.
La
búsqueda de alternativas ha estado presente en la Dirección del país en
todo momento, teniendo como protagonista al pueblo que, libre y con dignidad,
ha hecho posible tantos logros, bajo la conducción de Fidel, estratega de
pensamiento profundo y coherente, y de Raúl.
Si
como bien afirmó el líder histórico de la Revolución cubana, el primero de enero de 1959, “no
solo fue el día de la victoria, fue también un día de grandes decisiones, un
día de grandes enseñanzas, un día de gran aprendizaje, porque (…) no solo se
alcanzó la victoria, sino que fue necesario también defender la victoria…”.
Hoy,
en medio de tiempos diferentes, pero tan peligrosos como los primeros,
corresponde a las nuevas generaciones, unidas a los ya veteranos (los bisoños
de entonces), defender esa victoria y sus conquistas, y con estas el futuro de
la Patria, comprometida con el Comandante en Jefe de continuar su obra y de
cumplir el concepto de Revolución que nos legara el primero de mayo del 2000.
Fidel
vive y vivirá eternamente en el pueblo que al igual que lo recibió invicto el primero
de enero de 1959 y lo despidió invicto en
su viaje hacia Santiago de Cuba, sigue siendo su guía y mentor desde su nueva morada
al lado del Héroe Nacional de Cuba José Martí.
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