Día 8. Escondidos en el
cañaveral continúan Fidel, Faustino Pérez y Universo Sánchez. Redoblan la
vigilancia. No es fácil la supervivencia, pero la situación no amilana al líder revolucionario. Espera el momento de poder proseguir hasta la
Sierra Maestra. Los grupos de Raúl y Almeida persisten en el mismo empeño.
Por Argentina Jiménez
Sábado 8. Con la misma
convicción de vencer o morir en el empeño de libertar a Cuba, Fidel y los dos
compañeros que quedaron junto con él afrontan los rigores de la supervivencia.
Ocultos en el mismo cañaveral, físicamente agotados por el cansancio, el hambre
y la sed, no pierden la esperanza de llegar al destino propuesto: la Sierra
Maestra. Esperan la oportunidad de emprender de nuevo la marcha. Desconoce que
un grupo de expedicionarios ha sido asesinado.
Quienes están con Raúl
realizan la misma operación del día anterior: buscar el único alimento posible:
cañas. Oyen ladridos de perros y a gallos cantando. Piensan en que cerca debe de haber una casa y
de ser verdad lograr alguna información; sin embargo no lo hacen, porque
escuchan algunos disparos y ruido de camiones. Caminar por terreno tan agreste
y con sueño acumulado, más la falta de comida los mantiene muy débiles.
Raúl: “El avión dio una
vuelta ahora bastante cerca. Quisiera escribir ahora -11:15 a.m.- mil cosas que se me ocurren y sobretodo
detallar lo más posible nuestra situación, pero temo que se me agote el poco
papel que tengo y no pueda seguir fielmente este ¨Diario¨.(…)
“Hay dos aviones dando
vueltas, pero sobre ninguna zona determinada, parece que tratan de localizar a
alguien, lo que nos hace albergar la esperanza de que el grueso de nuestro
destacamento, el ´Antonio Maceo¨, se
haya salvado. (…) Hemos decidido firmemente esperar aquí pase lo que pase,
hasta que se aclare la situación por esta zona. Pasando hambre y sed. Solo
comiendo caña.”
Llegan Almeida y sus
compañeros al borde de las terrazas
superiores de la costa, a la altura de Punta Escalereta. Bajar es peligroso.
Buscan un lugar mejor para hacerlo. Rodillas y manos destrozadas por el filo de
las piedras. Se acaba la luz del día y
todavía no han llegado abajo. “Seguimos rumbo al Este -redacta el Che-.
Al mediodía avistamos el mar bajo unos farallones de arrecifes muy grandes y
con selva intrincada. Al anochecer hicimos alto sin poder llegar abajo”.
Ignoran que José Smith y otros
compañeros bajaron por ese lugar y fueron asesinados.
(Fuente Diario de la guerra. Diciembre de 1956…)
Nota: Este día asesinan a
Luis Arcos Bergnes, José R. Martínez Álvarez y
Armando Mestre Martínez, en
Macagual; Félix J Elmuza Agaisse;
Santiago Hirzel González y Andrés Luján Vázquez, en un lugar no
precisado.
(Fuente: De
Tuxpan a La Plata. Sección de Historia de la Dirección Política de las
FAR).
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