El
22 de octubre de 1957, once revolucionarios cubanos presos en el Castillo del
Príncipe, en La Habana,
se fugaron de la cárcel.
Argentina Jiménez
El
Castillo del Príncipe, ubicado en una
elevación de la capital cubana, muy cerca de la Plaza de la Revolución,
fue construido entre 1767 y 1779,
y entre los diversos usos que tuvo sobresale el de cárcel, desde la
época de la colonia hasta 1959, cuando triunfo la Revolución, liderada por el Comandante en Jefe
Fidel Castro.
Miles de
revolucionarios a lo largo de las luchas por la independencia de la Isla guardaron prisión en esa
fortaleza, entre otros El Apóstol
de Cuba, José Martí, y Rafael María de Mendive, su mentor, durante
la colonia; y posteriormente, Julio Antonio Mella, uno de los fundadores del
primer Partido Comunista en la
Isla; Eduardo
Chibás, líder del Partido Revolucionario Cubano (Ortodoxo), Raúl Roa,
Canciller de la Dignidad, y Juan Marinello, presidente del
Partido Socialista Popular –comunista-, y muchos otros prominentes
revolucionarios.
Entre los
combatientes que enfrentaron la tiranía de Fulgencio Batista, derrocada por El
Ejército Rebelde y los luchadores clandestinos el último día de 1958, once
protagonizaron una espectacular fuga el 22 de octubre de 1957, hace 57 años,
que quedó como un hito en la historia de Cuba.
Los detenidos en
esa prisión recibían a familiares y amigos en la explanada a la entrada de la
fortaleza. Llegó un momento que sumaban cientos las personas allí reunidas para
ver a sus presos. Por ese motivo, la dirección del penal permitió la entrada de
más visitantes, aunque redujo el tiempo
de visita.
El día señalado,
tras la despedida entre besos y abrazos, uno de los reclusos se acuesta en el
muro que lo separa de los visitantes y se deja caer lentamente, se confunde con
el público, sale y logra llegar a la calle.
Compañeros que lo ven, proceden a hacer lo mismo, sin pérdida de tiempo.
En varios turnos de visita, ese día, se escapan once, entre ellos Sergio
González El Curita, quien el día 8 del mes siguiente fuera "el alma organizativa, el activista principal" * de La noche de las cien bombas, acción que constityó un duro golpe para la ictadura batistiana, pues la mayoría de esos artefactos explotó en diferentes lugares de la capital, colocados estratégicamente, para no causar daños humanos, como realmente sucedió. El número doce tropieza con el muro y el ruido del golpe llama la atención de los
guardianes. Al instante, suspenden la visita.
Ordenan a los
detenidos regresar a sus galeras y al hacer el recuento…faltan once. Habían
burlado la seguridad de la prisión. Comienza la represión interna.
Los prófugos se
incorporan de nuevo a las acciones contra el régimen en la capital, perseguidos
con saña por los torturadores y criminales
al servicio de la tiranía.
Algunos de los
fugados, caen después, asesinados, otros ven el triunfo de la Revolución y
se suman a las disímiles tareas de construir una Patria nueva.
*Palabras de Fasutino Pérez, delegado del Movimiento 26 de Julio en La Habana
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