viernes, 17 de octubre de 2014

Una acción inscrita para siempre en la historia revolucionaria de Cuba










El 22 de octubre de 1957, once revolucionarios cubanos presos en el Castillo del Príncipe, en La Habana, se fugaron de la cárcel.

 Argentina Jiménez

El Castillo del Príncipe,  ubicado en una elevación de la capital cubana, muy cerca de la Plaza de la Revolución,  fue construido entre 1767 y 1779,   y entre los diversos usos que tuvo sobresale el de cárcel, desde la época de la colonia hasta 1959, cuando triunfo la Revolución, liderada por el Comandante en Jefe Fidel Castro.
Miles de revolucionarios a lo largo de las luchas por la independencia de la Isla guardaron prisión en esa fortaleza, entre otros El Apóstol de Cuba, José Martí, y  Rafael María de Mendive, su mentor, durante la colonia; y posteriormente, Julio Antonio Mella, uno de los fundadores del primer Partido Comunista en la Isla; Eduardo Chibás, líder del Partido Revolucionario Cubano (Ortodoxo), Raúl Roa,  Canciller de la Dignidad, y Juan Marinello, presidente del Partido Socialista Popular –comunista-, y muchos otros prominentes revolucionarios.
Entre los combatientes que enfrentaron la tiranía de Fulgencio Batista, derrocada por El Ejército Rebelde y los luchadores clandestinos el último día de 1958, once protagonizaron una espectacular fuga el 22 de octubre de 1957, hace 57 años, que quedó como un hito en la historia de Cuba.
Los detenidos en esa prisión recibían a familiares y amigos en la explanada a la entrada de la fortaleza. Llegó un momento que sumaban cientos las personas allí reunidas para ver a sus presos. Por ese motivo, la dirección del penal permitió la entrada de más visitantes, aunque redujo el tiempo  de visita.
El día señalado, tras la despedida entre besos y abrazos, uno de los reclusos se acuesta en el muro que lo separa de los visitantes y se deja caer lentamente, se confunde con el público, sale y logra llegar a la calle.  Compañeros que lo ven, proceden a hacer lo mismo, sin pérdida de tiempo. En varios turnos de visita, ese día, se escapan once, entre ellos Sergio González El Curita, quien el día 8 del mes siguiente fuera "el alma organizativa, el activista principal" * de La noche de las cien bombas, acción que constityó un duro golpe para la ictadura batistiana, pues la mayoría de esos artefactos explotó en diferentes lugares de la capital, colocados estratégicamente, para no causar daños humanos, como realmente sucedió. El número doce tropieza con el muro y el ruido  del golpe llama la atención de los guardianes. Al instante, suspenden la visita.
Ordenan a los detenidos regresar a sus galeras y al hacer el recuento…faltan once. Habían burlado la seguridad de la prisión. Comienza la represión interna.
Los prófugos se incorporan de nuevo a las acciones contra el régimen en la capital, perseguidos con saña por  los torturadores y criminales al servicio de la tiranía.
Algunos de los fugados, caen después, asesinados, otros ven el triunfo de la Revolución y  se suman a las disímiles tareas de construir una Patria nueva.

*Palabras de Fasutino Pérez, delegado del Movimiento 26 de Julio en La Habana





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