Ollantay Itzamná
En Latinoamérica y en España, las entidades públicas y
privadas celebran el 12 de octubre, con diversos actos culturales, como el Día
de la Raza y/o
Día de la Hispanidad.
El origen de esta fecha se debe al primer recibimiento
fraterno que hicieron nuestros ancestros aborígenes, en las costas de la actual
República Dominicana, a los primeros europeos/españoles, en octubre de 1492.
Aquella hospitalidad fue traicionada con saqueos, enfermedades, desposesión,
esclavitud y genocidio. Sí. Genocidio. En menos de siglo y medio, los
“huéspedes” cristianos masacraron violentamente cerca de 70 millones de
nuestros abuelos/as para apropiarse de nuestros bienes comunes. Fue y es el
primer holocausto humano en nombre del tal Dios desconocido y de la paradisiaca
civilividad prometida que jamás llegó.
La oficialidad de los actuales españolitos, y las
autómatas élites políticas y culturales que reditúan del holocausto colonial en
las actuales tierras de Abya Yala, promueven la remembranza del 12 octubre como
el Día de la Hispanidad
o Día de la Raza
con la finalidad de mantenernos dormidos y colonizados, serviles a sus
intereses.
El 12 de octubre no es ningún Día de la Raza, porque la misma
antropología occidental demostró con demasía que razas humanas no existen.
Existe una sola especie humana. Y, quien diga lo contrario no es más que un
ladrón y saqueador que intenta justificar el despojo y la esclavitud
contemporánea.
En 12 de octubre tampoco es Día de la Hispanidad, porque en
la realidad, la categoría cultural de “hispanidad” fue y es un espejismo. En
ese territorio que, hoy, llaman España, vascos y catalanes se ofenden si se les
llama español/a. España como unidad cultural no existe. Este idioma en el que
intentamos comunicarnos no se llama español, se llama castellano. Entonces,
¿qué es hispanidad? Un concepto vacío y aborrecido, como la actual Monarquía
madrileña.
El 12 de octubre es el Día del Holocausto de nuestros
abuelos/as. Es el Día del Racismo endémico que justificó la humillación y el
despojo que cometieron y cometen los misioneros del Dios desconocido. Y los
actos abominables no se celebran. Mucho menos se agradecen. Pero, sí: es una
lección por donde no debemos transitar jamás.
Entonces, ¿por qué se estableció el 12 de octubre como
el Día de la Raza
o de la Hispanidad?
Ellos lo establecieron para intentar limpiar y tranquilizar su conciencia
sanguinaria que jamás los dejará en paz. Para intentar afianzar y mantener su
supuesta superioridad biológica y cultural frente a los demás pueblos. ¿Una
sociedad que vive de la violencia y del saqueo, consumopáticos que devoran más
allá de la capacidad regenerativa de la Madre Tierra, puede ser considerada como
civilización? En estos y otros territorios de Abya Yala, ¿vivimos mejor o peor
a más de cinco siglos de confesar la fe cristiana? ¿Quién disfruta de paraíso
terrenal proclamado por más de 2000 años en el planeta? Y el Dios desconocido,
sólo guarda silencio cómplice… Los enviados de Dios se apropiaron de la tierra,
los ríos, los bosques, las playas, los yacimientos mineros e hidrocarburíferos.
Sólo nos dejaron la cruz y la
Biblia que no hacen milagros.
Quienes tenemos el privilegio de portar en nuestra
identidad parte del cúmulo de la dignidad de las milenarias civilizaciones
nativas de Abya Yala, tenemos la responsabilidad histórica de nominar a la
realidad histórica y fáctica con la verdad que corresponde. Pero, para ello, no
es suficiente con desaprender o sospechar de las mentiras de los genocidas
impuestas como verdades. Es necesario hacer el camino hacia adentro (metanoia
dirían los ascetas), para desconfigurarnos y reconfigurarnos psicológica,
mental y espiritualmente. Sólo así esta Abya Yala que florece hará que sea
posible la esperada primavera de múltiples colores en la Madre Tierra.
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