viernes, 28 de febrero de 2014

Sea receptivo



 Argentina Jiménez
 Para tener calidad de vida, son disímiles los aspectos que deben tenerse en cuenta. Suman muchas las informaciones  al alcance de todos, por distintas vías, las cuales  ofrecen pautas a seguir, pero me parece que la mayoría hace oídos sordos, sin querer darse cuenta que contribuyen a cuidar la salud, y así impedir enfermedades o  mejorar el estado físico.
Las explicaciones para contrarrestar los llamados a seguir conductas en cuanto a la alimentación, por ejemplo,  varían, según el grado de  receptividad; es cierto, implica sacrificios en muchos casos; sin embargo, ¿qué es mejor, sentirse satisfechos un rato por comer lo que  más gusta y luego estar “muriéndose” de dolores de estómago, malas digestiones, cólicos, diarreas…, o prescindir de aquello que sabemos hace daño?
Los hábitos alimentarios deben inculcarse desde pequeños, pero si no ha sido así, de adultos podemos cambiarlos. Todo depende de cómo queramos vivir.
Pondré ejemplos  de personas no receptivas, quienes están dañando su salud y al parecer no les importa. No diré nombres, las señalaré por letras.
X tiene problemas cardíacos y su correspondiente tratamiento, padece de gastritis, alergia y está pasadita de peso. Sabe que la sal cruda es dañina, pero se la echa a las ensaladas; toma café varias veces al día, viejo y frío; no toma medidas al manipular objetos con polvo ni va al facultativo a ponerse un plan –afortunadamente dejó el cigarro- e ingiere pan, dulces, refrescos, y su ración  simula un “buque”, como se dice cuando es demasiada la comida que se sirve, incluso a horas tardías de la noche. Las alertas en tan sentido las obvia.
A XI le encanta freír bisté de puerco, con mucha cebolla y bastante grasa del propio animal, y echársela encima al arroz con frijoles negros. No tiene hora fija para ingerir  almuerzo o comida, y generalmente, esta última la come tarde en la noche y se acuesta a dormir enseguida.
XII sabe que la cerveza le cae mal, aunque solo tome una, mas no puede prescindir cuando se la brindan. No le importa que horas después tenga que ir “corriendo” para el baño.
Diabetes  es la enfermedad de XIII,  debe ser estricta en el cumplimiento de los horarios,  alimentos que puede  ingerir y cantidad en cada momento. No se priva de nada y siempre anda en crisis. Ya siente las consecuencias y el color oscuro de sus pies preocupa a sus compañeros, menos a ella. Cuando tiene hambre, come lo que sea.
Basta de ejemplos, podrían añadirse muchos otros. Mas esta muestra es suficiente.
La otra cara de esa moneda la sintetizo en un solo caso y no creo que sea el único: A XIV lo enseñaron a comer de todo desde chiquitico, sobre todo verduras, y las viandas, fundamentalmente hervidas.
Es joven, no bebe nada con alcohol ni fuma y hace ejercicios. Su asma la tiene controlada y hasta sabe cocinar. La abuela le ha ido enseñando cómo hacer algunos platos. Ah, y ayuda en otros quehaceres de la casa, porque su mamá llega tarde del trabajo y cansada. Y muy importante, por iniciativa propia.
 Una nutrióloga plantea que comer  proteína   una sola vez al día, es suficiente para las necesidades del organismo. Por ejemplo, los frijoles son proteína vegetal; por tanto, lo más saludable,  cuando están en la dieta, es no agregar carne, huevo, etc. Acompáñelos con arroz, vianda hervida, ensalada de verduras.  ¿Sabía usted que la carne roja contiene mucha grasa?  Lo comprobé al poner un poco de picadillo de res en el microwave cuatro minutos y ver cómo toda queda en el recipiente. Ah, y no pierde propiedades. Eh ahí una solución para que no dañe tanto la salud. Ya está informado. Y reduzca el consumo de azúcar. Esta, al final, se convierte en grasa. También muy importante: haga ejercicios. Evite el sedentarismo.
¿No cree usted que vale la pena pensar en lo más conveniente para la salud?

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