Por: Julio
Alejandro Gómez Pereda
Poco
después de publicar un tuit admirativo por la muerte de Fidel Castro -“¡Fidel
Castro está muerto!”, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump,
emitió un comunicado que va a contracorriente de lo que han expresado la
mayoría de los políticos del mundo, incluidos muchos de su propio país.
Donald Trump llamó a Fidel “brutal dictador” que dejó un legado “de
escuadrones de fusilamiento, robo, sufrimiento inimaginable, pobreza y la
negación de los derechos humanos fundamentales”.
Aseguró que su “gobierno hará todo lo posible porque el pueblo cubano pueda
finalmente iniciar su viaje hacia la prosperidad y la libertad. Me uno a los
cubanoestadounidenses que me respaldaron durante la campaña presidencial,
incluyendo la Asociación de Veteranos Brigada 2506 -léase mercenarios de Playa
Girón: ndr- que me dio su apoyo, con la esperanza de que un día pronto veamos
una Cuba libre”.
Después, el vicepresidente electo, Mike Pence, tuiteó una frase no menos
brutal: “El tirano Castro está muerto. Amanece una nueva esperanza. Estaremos
junto al oprimido pueblo cubana por una Cuba libre y democrática. ¡Viva Cuba
Libre!”
Nunca pensé que escribiría en un mismo año dos cartas a presidentes
distintos de Estados Unidos. En mi misiva a Obama luego de su
discurso en el Gran Teatro de la Habana Alicia Alonso, consideré
nuestras diferencias, dejé establecidos mis puntos de vista al respecto, pero
fui respetuoso y cortés con un hombre que como mínimo ha mantenido la
compostura diplomática en su trato con Cuba.
En esta oportunidad, reconozco que me motivan situaciones diferentes, usted
eligió el peor día para hablar de Fidel Castro en los términos en los que lo
hizo, y quedar callado ante semejantes declaraciones, sería como aceptar sus
ataques y mirar a otro lugar mientras permanezco de rodillas.
Cuando en la madrugada de hoy conocí la noticia de la muerte del Comandante
en Jefe Fidel Castro Ruz, el mundo quedó sin sentido por varios segundos, es la
sensación de quien no espera nunca vivir un momento como ese. Muchos cubanos
dentro de los que me encuentro, hubiésemos preferido dar años de nuestras
vidas, o morir primero, por el solo hecho de mantener vivo a Fidel por más
tiempo. No es fanatismo, es amor.
Antes de salir de mi casa, me senté junto a mi hijo que aún dormía y
observé su respiración, mientras pensaba que le tocaría enfrentarse a un mundo
sin Fidel. Su historia será distinta a la mía, porque no lo escuchará en sus
discursos, no lo tendrá para ir a la Plaza de la Revolución y decirle adiós
mientras desfilamos juntos, no podrá disfrutar de su barba y su uniforme verde
olivo, salvo por lo que nosotros seamos capaces de mostrarle, pero aún así,
salí de mi casa seguro de que mi hijo amará a Fidel, porque él está encarnado
en cada uno de nosotros.
Cuando a las 8 de la mañana vi el tweet que usted lanzó pensé en lo absurdo
de su contenido, e incluso respondí a su cuenta oficial. Con el desarrollo del
día llegaron sus infortunadas declaraciones, y con ellas, esta necesidad de
responderle desde el más profundo dolor de un hijo, ante la pérdida de un
padre.
Señor Trump, usted no conoce a Fidel Castro, usted no sabe nada de la
historia de Cuba y lo demuestran sus absurdas e hirientes palabras, usted se
comporta como un títere de la política más baja y ruin, como un hombre
desatinado, sin sentido, y acaba de vaticinar que George W. Bush, podría haber
sido solo un ensayo para lo que sufrirá el mundo durante su mandato.
Sus declaraciones son irrespetuosas con un pueblo que ama y sufre la
pérdida de su líder histórico, sus declaraciones no tienen en cuenta el básico
honor y respeto que debe existir entre contrarios. Puede estar seguro de que el
pueblo de Cuba no va a olvidar sus palabras, y las tendrá en cuenta ante cada
paso que demos con su administración. No crea que tenemos miedos de sus medidas
o sus locuras, sabemos vivir en las mayores necesidades provocadas por el
imperio, estamos dispuestos a la convivencia pacífica y respetuosa, pero no
somos de los pueblos que no veneran a sus muertos, nosotros los defendemos con
los huesos y la piel, al precio que sea necesario pagar, incluso el
hostigamiento de su administración, que se presenta como el preludio de la
caída del Imperio.
Al llamar a nuestro Fidel dictador brutal, recuerdo a Rubén Martínez
Villena, cuando parado frente al dictador Gerardo Machado descubrió a un hombre
bruto, salvaje, desconocedor del comunismo, y una amenaza para América Latina.
Por lo tanto, creo que no hay otra figura que como usted, merezca ser nombrado
de la misma forma que el tirano: Asno con Garras!!
Fidel vive y vivirá en su pueblo, Fidel iluminará el camino de nuestra
Revolución, una Revolución que será cada día mejor, más justa y más humana, más
internacionalista y más proletaria. Usted solo podrá armar rabietas desde su
silla presidencial y tomar decisiones a golpe de pluma, que solo nos harán más
fuertes.
Créame, no hay mejor placer que terminar diciéndole que Cuba es y será un
pueblo de Patria o Muerte, y que con Fidel estaremos Hasta la Victoria Siempre.
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