Argentina
Jiménez
Connotación
especial en la gesta del Moncada tiene
el emblemático Cementerio Colón, en la capital cubana. Situada su entrada en la
calle Zapata y 12, en el Vedado, en este
camposanto se conocieron el doctor Fidel Castro y Abel Santamaría -quien fuera
el segundo al mando del asalto a la segunda fortaleza militar del dictador
Fulgencio Batista-, en un acto efectuado en homenaje al obrero Carlos Rodríguez
Rodríguez, asesinado durante del gobierno de Carlos Prío Socarrás -19481952-.
Según
testimonio del combatiente del Moncada, Jesús Montané Oropesa, también
expedicionario del yate Granma, quien presentó a ambos revolucionarios, muy
pronto se estableció entre ellos una animada y amigable charla alrededor de los
acontecimientos políticos en Cuba.
En
esa ocasión, dijo Montané, estuvimos de
acuerdo en que algo había que hacer para
combatir al régimen dictatorial. Nos lamentamos de la inercia de algunos
sectores de la llamada oposición que estaban demostrando una incapacidad
manifiesta para presentarle un verdadero frente de combate a la tiranía. Se
imponía la acción de la juventud, ante tanta politiquería y vacilaciones. En
esa conversación ya despuntaba el líder –Fidel-
que organizara masivamente al pueblo en su lucha a muerte contra la
tiranía.
Se
imponía la acción de la juventud, precisó, ante tanta politiquería y
vacilaciones.
Al domingo siguiente de conocerse Fidel y
Abel, este lo llevó en su carro al
pueblo de Colón, en la provincial occidental de Matanzas, para visitar a un
médico amigo, Mario Muñoz, a fin de pedirle que construyera, en el menor tiempo
posible, dos plantas pequeñas de radio,
para el trabajo clandestino en La
Habana.
Uno
de esos equipos sirvió para radiar un acto desde la escalinata universitaria y
para que Fidel y otros compañeros lanzaran su verbo exaltado contra el golpe de Estado de Batista,
aun cuando solo se escuchaba a unos pocas cuadras desde donde estaba enclavada
la planta.
PRADO
109
En
la planta baja del edificio radicado en Prado 109, en La Habana
Vieja, estaba el Liceo Ortodoxo, donde se encontraban las
oficinas nacionales del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), fundado por
Eduardo R. Chibás, político honesto, cuya prédica era luchar contra la corrupción
gubernamental.
Este
lugar fue punto de contacto de un grupo de jóvenes, quienes junto a Fidel
Castro Ruz, formaron parte de la génesis del Movimiento que se estructuró a
partir del golpe de Estado, en 1952, de Fulgencio Batista.
De
lo más radical de la Juventud Ortodoxa se nutrió el movimiento revolucionario
encabezado por Fidel para llevar a cabo sus planes de lucha armada, única vía
para derrocar al gobierno de facto.
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