La Habana 12 de agosto del 2016
Querido Fidel:
Vísperas de su onomástico. Si pudiera unir como en un hilo las palabras de
elogios dichas en tantos lugares de Cuba y el mundo por su cumpleaños noventa,
tendría kilómetros de frases. En la punta de ese hilo mágico pondría un mensaje
que al llegar a una estrella se enlazaría con otras y formarían un hermoso
dibujo, inmenso y muy brillante, que diría ¡Felicidades, Comandante! Y como sobrarían metros y metros de hilos de
palabras, en todo el cielo se convertirían en flores de colores e iluminarían
el espacio, hasta llegar al punto más alto que pueda existir: el sitio donde está ubicado usted hace mucho tiempo,
único, destinado a perpetuarlo como el ser humano que hizo, hace y hará
historia eternamente.
Ha vivido para su pueblo y para la
humanidad toda. Sencillo y modesto como toda persona que no se envanece con los
triunfos ni se deja vencer por las derrotas. Ejemplos como el de usted debieran
existir y en algún momento deberá nacer
quien conduzca a este mundo convulso por el sendero de la dignidad, el respeto
y el amor a los pueblos. Estos, como usted afirmó en una ocasión, tienen la
última palabra. Solo necesitan un guía como usted.
Con mucho amor y respeto, lo felicita
una cubana orgullosa de su Patria y su
Líder.
Argentina Jiménez Rodríguez
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