El
18 de mayo de 1895, vísperas de
su caída en combate, hace 118 años, el día 19,
José Martí escribe a su hermano mexicano,
Manuel Mercado: "Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi
patria y por mi deber…".
La
carta quedará inconclusa por la llegada del general Bartolomé Masó al
campamento con trescientos jinetes. Pero en la misiva se reafirma el peligro
que siempre vislumbró el Apóstol de Cuba en el poderoso vecino del Norte.
La
injerencia de Estados Unidos impidió el triunfo de la contienda emancipadora
cubana, cuando los miembros del Ejército Libertador tenían prácticamente ganada
la guerra, y cayó con fuerza sobre las tierras de América.
Sólo
después de cinco décadas una generación inspirada en su ejemplo, rompió todas
las ataduras y conquistó la victoria definitiva. Era el primero de enero de
1959.
En
2013 se cumplen 160 años de su nacimiento y 60 del asalto a los cuarteles
Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en Santiago de Cuba y Bayamo,
respectivamente, en el oriente cubano, del
que es el Autor Intelectual, como dijo Fidel Castro Ruz, en su alegato de
defensa conocido como La historia me absolverá, durante el juicio por los
sucesos del Moncada.
Martí
no pudo terminar su obra. Acudió a pelear contra los españoles, porque
consideró que la palabra tiene que ir unida a los hechos, y él había convocado
a los cubanos a ir a la guerra para lograr la independencia de la Isla, aunque el General en
Jefe Máximo Gómez se lo había prohibido, porque era necesario preservar su
integridad física, sus ideas.
Estas
tienen plena vigencia tantos años después y en su prédica se inspiran los
cubanos actualmente para llevar a cabo los cambios que necesita el país para
alcanzar el desarrollo que permitirá elevar el nivel de vida de la población
cubana.
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